viernes, 16 de diciembre de 2016

Recuperación de empresas y negociación colectiva hacia la autogestión






            Para empezar, nos presentamos. Somos una cooperativa formada por asesores laborales, abogados y economistas. Nos dedicamos al asesoramiento individual y colectivo de trabajadores y trabajadoras en negociación colectiva, huelga y procesos judiciales (colectivos de trabajadores/as y sindicatos). Realizamos asesoramiento económico y jurídico en otros ámbitos que no son el laboral. Nuestra perspectiva profesional está orientada al apoyo del contrapoder sindical y la autogestión económica. Creemos que es fundamental que se priorice la acción colectiva frente a la lucha judicial, aunque la segunda suele ser crucial en muchos de los procesos laborales que se dan hoy en día. Nuestra pelea es en diferentes frentes para expandir derechos de trabajadores y trabajadoras, lo que incluye intervenir también en ámbito mercantil -derecho societario, concurso de acreedores y quiebras- o penal -delitos económicos- de los empresarios en procesos de descapitalización y fraude económico. También asesoramos procesos de transformación, recuperación y cooperativización autogestionada de empresas por parte de sus trabajadores y trabajadoras.


            Hemos impulsado y colaborado en la organización de los Encuentros del asesoramiento laboral y social en la Facultad de Relaciones Laborales y Trabajo Social de la Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibersitatea (UPV/EHU), cuya II edición este año trató precisamente sobre negociación colectiva y control sindical, en relación a la ampliación de derechos de información económica y laboral para los trabajadores y trabajadoras en las empresas capitalistas, con la participación de jueces de lo social, investigadoras de la universidad y diferentes profesionales -abogados, economistas-, además de una nutrida intervención de comunicaciones al encuentro sobre estas cuestiones. Participamos también en Koop57 Euskal Herria. Coop57 es una cooperativa de finanzas que se creó con indemnizaciones obtenidas por el cierre de una empresa y  que recoge ahorros de particulares para financiar proyectos cooperativos y autogestionarios, a la vez que con ello va tejiendo una red de economía social y transformadora.


            En esta presentación vamos a resumir nuestra experiencia en diferentes casos asesorados para poner en común las conclusiones de la misma. Hemos analizado 7 casos asesorados dónde se ha planteado por los trabajadores y trabajadoras directamente y/o por parte de los sindicatos intervinientes, la recuperación y cooperativización autogestionada de empresas. No son casos de éxito en el sentido de ocupar y recuperar el activo de la empresa, aunque uno de ellos sí ha generado el impulso de una cooperativa de trabajo que está en proceso de ponerse a funcionar. Creemos que es necesario este análisis, porqué en el ciclo de crisis en el Estado español (2008-2016) ha habido algunos casos de éxito, pero muchos más de no éxito, por lo que es importante analizar el porqué, así como realizar un proceso propio de análisis y de mejora de la metodología en el asesoramiento (que tiene que ser compartido por todos los grupos intervinientes).

miércoles, 14 de diciembre de 2016

Del contrapoder sindical a la autogestión económica. Gai Monografikoak 52: sindicalismo y economía social y solidaria

En el monografico publicado por la Fundación Manu Robles-Arangiz sobre "sindicalismo y economía social y solidaria" , se publica un artículo mio titulado "Del contrapoder sindical a la autogestión económica".

Resistencia y construcción de alternativas; la clase trabajadora necesita las dos. Para hacer frente a la pobreza, a la precariedad, a las desigualdades, al desempleo, a la exclusión y para ir creando el nuevo mundo que necesitamos son imprescindibles sindicatos y cooperativas transformadoras, es necesaria la economía social y solidaria... Publicamos este monográfico con la intención de reforzar esta alianza tan necesaria.



Del contrapoder sindical a la autogestión económica

De la economía social al sindicalismo de contrapoder


El análisis de las interrelaciones entre sindicalismo y economía social, debe empezar por remarcar la importancia de la economía social a la hora de prefigurar la economía que necesitamos la clase trabajadora a la vez que de establecer alternativas hoy mismo. Una transformación del sistema económico necesariamente pasará por el impulso de muchas experiencias concretas y la integración de las mismas. El cooperativismo y  la economía social son también una forma de generar autoocupación, sea en contextos de crisis empresarial, sea en contextos de desempleo masivo dónde la patronal castiga la militancia sindical. Asimismo la economía social se puede orientar a apoyar luchas sindicales, cómo el caso de Coop57 ejerciendo como caja de resistencia. Por otra parte el sindicalismo es clave para la economía social al sostener unos valores y prácticas que no deben abandonarse pese a la dinámica que genere la inserción en una economía capitalista. Asimismo, la negociación colectiva de referencia permite una guía de mínimos en lo concreto de las relaciones laborales en la economía social. Sucede lo mismo con la disputa por el salario social, indirecto -sanidad, educación- y diferido -pensiones, subsidio de desempleo, etc.- que afecta a toda la clase trabajadora incluidos cooperativistas o miembros de la economía social. El sindicalismo cómo organización de masas incide en ese ámbito en apoyo a las redes de economía social. Por último, desde una perspectiva de transformación social no todas las empresas pueden ser cooperativizadas o transformadas en modelos de economía social a corto plazo, por lo que se requiere de un fuerte sindicalismo de contrapoder para orientarse a otro modelo económico y social.


Del sindicalismo de contrapoder a la economía social


La acción sindical cotidiana, la de las secciones sindicales en los procesos de negociación colectiva, tiene mucho de los valores y fundamentos de la economía social. Los procesos de militancia sindical orientados a la expansión de derechos se cimientan en una adecuada recopilación de información económico-financiera, productiva y laboral de las empresas para sustentar los procesos negociadores, en una colectivización entre las plantillas de las reivindicaciones dirigidas a los empresarios y la patronal, así como en la articulación de fórmulas solidarias de acción colectiva y huelga indefinida con apoyo de caja de resistencia que es sin lugar a dudas un mecanismo financiero colectivo de solidaridad sindical. Ese poder sindical como herramienta democratizadora de una empresa o sector, es la antesala a modelos de economía social y democracia económica. Esto si cabe es más evidente en procesos de reestructuración y crisis empresarial dónde la recuperación de empresas para su posterior laboralización o cooperativización se torna cómo acción estratégica imprescindible para defender las condiciones y nivel de empleo así como la estructura industrial del país, precisamente cuando los poderes político y económico están promoviendo todo lo contrario. Ahí la práctica sindical previa es imprescindible para acometer con garantías dichas experiencias.


Del contrapoder sindical a la autogestión económica


¿Cómo puede el sindicalismo ayudar a construir otro modelo social? Sin duda el núcleo vertebrador de la acción sindical es la negociación colectiva. Dos ideas al respecto. Por un lado, la orientación de la política sindical y los contenidos sustantivos de negociación colectiva hacia objetivos de política económica de altos salarios y pleno empleo. Por otro lado la introducción de contenidos de negociación colectiva instrumentales de control sindical económico en las empresas y sectores, esto es, promover la democracia económica en las empresas capitalistas con ampliación de derechos de información, consulta y control sindical de los procesos productivos, de inversión y posterior generación de empleo.


Euskal Herria tiene un privilegiado potencial, fraguado en décadas de luchas obreras y construcción de alternativas económicas, para la configuración de un potente marco autónomo de economía autogestionaria y lucha de clases. En el marco de esa confrontación por el desacuerdo total con los mecanismos capitalistas y como expresión de la conciencia colectiva de la clase trabajadora vasca, es imprescindible dirigirse a una sociedad de personas y pueblos libres y responsables realizable en un socialismo en el que los medios de producción, de consumo y de cultura, estén en manos y al servicio de las personas trabajadoras, en una auténtica democracia económica. Ello pasa necesariamente por qué el movimiento obrero y sindical establezca fuerte conexión entre acción sindical y los procesos dirigidos a la socialización de los medios de producción y consumo, además de una alianza permanente entre la economía social y el sindicalismo de contrapoder. En palabras del sindicalista irlandés James Connolly en un artículo de 1908 titulado “Sindicalismo industrial y socialismo constructivo”… a la vez que incrementa el poder de resistencia del trabajador contra los abusos actuales de la clase capitalista, lo familiariza con la idea de qué el sindicato que contribuye a construir está destinado a suplantar aquella clase en el control de la industria dónde trabaja.

martes, 6 de diciembre de 2016

Del contrapoder sindical a la autogestión social

Reproduzco a continuación el artículo publicado en el blog Borroka Garaia da!

Autobusean ez duk ohiturazko aurpegia, aurrera egiteko hoa inoiz ez bezala”*

Vivimos tiempos de resistencia y alternativas en Euskal Herria. Resistencia sindical al desempleo, la precariedad laboral, las reducciones de salarios, los cierres de empresas, deslocalizaciones y desmantelamiento industrial. Alternativas en la política económica e industrial instrumentada por medio de propuestas sindicales para un cambio de modelo, en la extensión de las sociedades laborales y el cooperativismo como redes de economía social y transformadora, también en encuentros para el debate, visualización y consolidación de modelos económicos alternativos como el II Encuentro del asesoramiento laboral y social sobre negociación colectiva y control sindical, los III Encuentros ecosocialistas o Alternatiben Herria en Bilbo.


La economía capitalista es voraz y los gestores del capital, también el vasco, pretenden desmantelar la economía productiva, subordinándola a lógicas de rentabilidad financiera, sosteniendo crecientes niveles de explotación y extracción de excedentes económicos de forma legal o fradulenta para su beneficio. El análisis y síntesis de John Bellamy Foster sobre “Marx, Kalecki, Keynes y la estrategia socialista”, nos sirve para situar algunos aspectos clave del por qué y hacia dónde ir respecto a la política económica que aplica el capitalismo neoliberal vasco, subordinado al español y europeo. Por una parte, la orientación de política fiscal regresiva del Gobierno Vasco o Navarro y las Diputaciones Forales es funcional para que sean las empresas privadas quienes determinen el empleo por medio de sus niveles de inversión y producción. Además, éstas ven con buenos ojos las políticas generalizadas de externalización de servicios para sus áreas de negocio y beneficio, o la propia retirada del sector público de forma que no interfiera en sus negocios privados a costa de los impuestos de toda la ciudadanía vasca. La aplicación de políticas fiscales de inversión social orientadas al pleno empleo serían percibidas por la patronal cómo ataques a su poder para dictar la política económica tal como lo hacen actualmente. Y no solamente por eso, sino también por qué políticas orientadas al pleno empleo, por ejemplo con políticas fiscales progresivas y laborales protectoras, harían sin duda que la posición de fuerza de la clase trabajadora en Euskal Herria aumentara y así también los salarios y condiciones laborales. Desde una perspectiva más amplia, cualquier programa de transformación social necesita establecer una garantía de empleo y seguridad económica a la clase trabajadora para contraponer a la autoridad y poder empresarial un cambio social orientado a formas de planificación económica democrática.



Asimismo, los encuentros citados al principio apuntan a esa necesidad de que el sindicalismo retome centralidad en la influencia sobre las políticas estratégicas empresariales y económicas, así como a la imperiosa urgencia de poner en el centro de la actividad económica la vida, los cuidados, los tiempos de trabajo y los equilibrios ecológicos, transformando el modelo productivo y de consumo hacia una economía social a la par que democrática. El capitalismo vasco y sus portavoces políticos (PNV, PSE, PP), nunca querrán orientar la actividad productiva hacia criterios de eficiencia ecológica y económica, satisfacción de necesidades y desarrollo endógeno o propiamente de pleno empleo con reducción de la precariedad y la pobreza: prefieren el desempleo y la precariedad que imponga disciplina y miedo en las empresas, que mantenga a ralla la reivindicación de mejores salarios y condiciones de empleo, prefieren subordinarse al capital nacional y extranjero, demostrando con ello la obsolescencia de un sistema económico, el capitalista, que debe ser sustituido por sus negativos impactos sociales, económicos y ecológicos. Es evidente también en este contexto político, que la transformación del modelo productivo solo puede venir de una propiedad social de los medios de producción, de un control social de las decisiones de inversión a medio plazo y de los procesos de producción a corto plazo. Esto es precisamente lo que plantea la economía social y transformadora. Dos patas, resistencia y alternativas, resistencia sindical, es decir sindicalismo de contrapoder y alternativas económicas, economía social y transformadora en definitiva.


De la economía social al sindicalismo de contrapoder 

El análisis de las interrelaciones entre sindicalismo y economía social en el contexto antedicho, debe empezar por remarcar la importancia de la economía social a la hora de prefigurar la economía que necesitamos la clase trabajadora a la vez que de establecer alternativas hoy mismo. Una transformación del sistema económico necesariamente pasará por el impulso de muchas experiencias concretas y la integración de las mismas. El cooperativismo y  la economía social son también una forma de generar autoocupación, sea en contextos de crisis empresarial, sea en contextos de desempleo masivo dónde la patronal castiga la militancia sindical. Asimismo la economía social se puede orientar a apoyar luchas sindicales, cómo el caso de Coop57 ejerciendo como caja de resistencia. Por otra parte el sindicalismo es clave para la economía social al sostener unos valores y prácticas que no deben abandonarse pese a la dinámica que genere la inserción en una economía capitalista. Asimismo, la negociación colectiva de referencia permite una guía de mínimos en lo concreto de las relaciones laborales en la economía social. Sucede lo mismo con la disputa por el salario social, indirecto -sanidad, educación- y diferido -pensiones, subsidio de desempleo, etc.- que afecta a toda la clase trabajadora incluidas cooperativistas o participantes de la economía social. El sindicalismo cómo organización de masas incide en ese ámbito en apoyo a las redes de economía social y transformadora. Por último, desde una perspectiva de transformación social no todas las empresas pueden ser cooperativizadas o transformadas en modelos de economía social a corto plazo, por lo que se requiere de un fuerte sindicalismo de contrapoder para orientarse a otro modelo económico y social.
 
Del sindicalismo de contrapoder a la economía social


La acción sindical cotidiana, la de las secciones sindicales en los procesos de negociación colectiva, tiene mucho de los valores y fundamentos de la economía social. Los procesos de militancia sindical orientados a la expansión de derechos se cimientan en una adecuada recopilación de información económico-financiera, productiva y laboral de las empresas para sustentar los procesos negociadores, en una colectivización entre las plantillas de las reivindicaciones dirigidas a los empresarios y la patronal, así como en la articulación de fórmulas solidarias de acción colectiva y huelga indefinida con apoyo de caja de resistencia que es sin lugar a dudas un mecanismo financiero colectivo de solidaridad sindical. Ese poder sindical como herramienta democratizadora de una empresa o sector, es la antesala a modelos de economía social y democracia económica. Esto si cabe es más evidente en procesos de reestructuración y crisis empresarial dónde la recuperación de empresas para su posterior laboralización o cooperativización se torna cómo acción estratégica imprescindible para defender las condiciones y nivel de empleo así como la estructura industrial del país, precisamente cuando los poderes político y económico están promoviendo todo lo contrario. Ahí la práctica sindical previa es imprescindible para acometer con garantías dichas experiencias.



Del contrapoder sindical a la autogestión económica


¿Cómo puede el sindicalismo ayudar a construir otro modelo social? Sin duda el núcleo vertebrador de la acción sindical es la negociación colectiva. Dos ideas al respecto. Por un lado, la orientación de la política sindical y los contenidos sustantivos de negociación colectiva hacia objetivos de política económica de altos salarios y pleno empleo. Las dos reivindicaciones clave del movimiento sindical vasco cómo salario mínimo de 1200 euros mensuales y jornada laboral máxima de 35 horas semanales, deben integrarse para mejorar las condiciones de vida con la generación y reparto del empleo. Por otro lado la introducción de contenidos de negociación colectiva instrumentales de control sindical económico en las empresas y sectores, esto es, promover la democracia económica en las empresas capitalistas con ampliación de derechos de información, consulta y control sindical de los procesos productivos, de inversión y posterior generación de empleo. Esta mirada hacia los contenidos instrumentales de la negociación colectiva permite avanzar hacia mayor capacidad de control de los procesos de inversión, producción y distribución. Asimismo un mayor control sindical de la producción y finanzas empresariales permite limitar el fraude económico, fiscal y a la seguridad social en el que incurren las empresas capitalistas cuyos impactos sociales son demoledores tal como vienen exponiendo estudios realizados por expertos economistas desde la UPV/EHU para Euskadi.


      Euskal Herria tiene un privilegiado potencial, fraguado en décadas de luchas obreras y construcción de alternativas económicas, para la configuración de un potente marco autónomo de economía autogestionaria y lucha de clases. En el marco de esa confrontación por el desacuerdo total con los mecanismos capitalistas y como expresión de la conciencia colectiva de la clase trabajadora vasca, es imprescindible dirigirse a una sociedad de personas y pueblos libres y responsables realizable en un socialismo en el que los medios de producción, de consumo y de cultura, estén en manos y al servicio de las personas trabajadoras, en una auténtica democracia económica. Ello pasa necesariamente por qué el movimiento obrero y sindical establezca fuerte conexión entre acción sindical y los procesos dirigidos a la socialización de los medios de producción y consumo, además de una alianza permanente entre la economía social y el sindicalismo de contrapoder. En palabras del sindicalista irlandés James Connolly en un artículo de 1908 titulado “Sindicalismo industrial y socialismo constructivo”… a la vez que incrementa el poder de resistencia del trabajador contra los abusos actuales de la clase capitalista, lo familiariza con la idea de qué el sindicato que contribuye a construir está destinado a suplantar aquella clase en el control de la industria dónde trabaja.



* “Eutsi gogor, Hertzainak (Hau dena aldatu nahi nuke, 1985).


lunes, 28 de noviembre de 2016

Negociació Col·lectiva: Control Sindical i Contrapoder [UGT Catalunya]

El passat Dijous 24 de Novembre vaig participar a la Jornada d'Acció Sindical i Negociació Col·lectiva 2016 de la UGT de Catalunya
 
A continuació enllaço la presentació que vaig utilitzar sobre "Negociació Col·lectiva: Control Sindical i Contrapoder" . En la presentació em vaig centrar amb el relacionat amb les fonts de poder laboral i sindical,  la secció sindical com a instrument de contrapoder, els continguts instrumentals de blindatje de reformes laborals, instrumentals de control sindical econòmic (concreció de drets d'informació, consulta i control sindical; anticipació a reestructuracions laborals i acomiadaments; borses de treball supervisades sindicalment; fons col·lectius d'assalariats) i substantius amb perspectiva de millora de condicions de treball a l'hora que de la correlació de forçes capital/treball (contractació i ocupació, jornada laboral, salaris).
 
En la mateixa jornada es va presentar el Decàleg de Negociació Col·lectiva per a l'any 2017 , un interessant document que recull orientacions de continguts per a introduïr en els processos de negociació col·lectiva de centre productiu, empresa, grup d'empreses o sectorial.
 
D'altra banda, cal dir que a l'hora de preparar la presentació i de la lectura dels acords del darrer XV Congrés de la UGT de Catalunya em van cridar l'atenció els següents acords/orientacións que considero d'interès en relació al debat sobre la revitalització sindical:
 
1.- La orientació socialista, entesa en els propis acords com una “revisió del model sindical” en els anys vinents, amb la voluntat d’orientar-se a un model sindical com l’escandinau defugint de la gran dependència econòmica dels pressupostos generals de l’Estat i poc a poc arribar a l’autogestió.
 
2.- La voluntat de formació en l’àmbit ideològic i sindical.
 
3.- La importància que es dóna a les Seccions Sindicals (constitució generalitzada, en àmbit sectorial o intersectorial en una mateixa àrea de concentració laboral). Això també està en relació a la “revisió del model sindical” del primer punt, tractant de que la representativitat estigui determinada per l’afiliació, que fos obligatòria per a qualsevol treballador/a com a forma de posar en valor la qualitat i activitat de la organització sindical.
 
4.- La voluntat d’introduir directament en la negociació col·lectiva com a clàusules (continguts) les reivindicacions que s’acostumen a fer com demandes al poder polític (per ex. salari mínim 1000 euros, jornada laboral màxima 35 hores), potenciant l’autonomia sindical respecte al poder polític i la orientació de voler influir directament mitjançant la política sindical en la política econòmica i laboral.
 
5.- El desenvolupament d’una Caixa de Resistència Confederal que aporti un subsidi a la afiliació per la pèrdua de salari en cas de vaga. És un instrument imprescindible.
 
6.- La orientació i el treball que realitza el Gabinet Jurídic, tant amb les seves publicacions com en el mètode d’intervenció i assessorament.
 
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domingo, 20 de noviembre de 2016

Revitalizar el poder sindical, ganar la democracia económica



Vivimos tiempos muy complicados para la clase trabajadora en Euskal Herria y en el resto del Estado español. Los cierres empresariales y deslocalizaciones, los despidos y reducciones salariales están impactando gravemente sobre las familias. La experiencia de estos años de dura crisis económica y recortes sistemáticos ejecutados por los representantes de la patronal en los parlamentos, nos ha enseñado que un sindicalismo de acompañamiento a esas decisiones es garantía segura de pérdida definitiva de derechos sociales, condiciones de empleo y vida. Por lo tanto, es necesario que el sindicalismo combativo gane capacidad de intervención en sus múltiples dimensiones: afiliativa, militante y organizativa, programática, de capacidad de acción colectiva y confrontación con los poderes político-económicos hostiles a la clase trabajadora. Mientras que el voto ciudadano se está demostrando excesivamente voluble y escorado hacia el mantenimiento de mayorías parlamentarias que apuestan por la servidumbre al poder económico, en cambio la militancia y afiliación sindical sigue siendo la principal garantía para recuperar derechos, condiciones salariales y de empleo, consolidando orientaciones de políticas económicas que nos dirijan a mayores cotas de democracia económica y bienestar social. No en vano, múltiples analistas [1] avalan que un sindicalismo fuerte implica mejores condiciones salariales, de empleo, protección social, equidad de género y defensa de la salud laboral y los equilibrios ecológicos para la mayoría de la población. Así pues, es preciso responder ampliamente a la pregunta que nos planteaba Miguel Perera, sobre si ¿debe cambiar el actual modelo sindical para recuperar el sindicalismo? , puesto qué tal cómo plantea Francisco Letamendia «los sindicatos dudan entre asumir una estrategia de contrapoder o hacer suyo el discurso empresarial de la productividad y la innovación». En este segundo caso, como expresó el autor, «se refuerza su crisis de afiliación y legitimidad, lo que da argumentos al discurso neoliberal que les presenta como inútiles».

1.- Renovar y revitalizar el sindicato. Congresos, seminarios, investigación y acción colectiva

Conscientes también de todo ello, la totalidad y pluralidad del movimiento sindical en el Estado español ha utilizado en estos años de crisis (2008-2016) sus mecanismos congresuales para repensar y revitalizar el sindicato como instrumento esencial de defensa, contrapoder y progreso social [2]. Además, en ese necesario ejercicio de autoevaluación constante en los hostiles parámetros en los que nos movemos quienes defendemos a las mayorías sociales, se han promovido multitud de seminarios y conferencias de debate, e incluso procesos específicos de análisis estratégico para reflexionar y reorientar las prácticas sindicales con el objetivo de que el sindicato concreto [3], en esencia y por extensión todo el sindicalismo por la experiencia acumulada, recupere cotas de poder social para un confrontación eficaz con los poderes que tratan de imponer sistemáticamente políticas antisociales. Ni que decir tiene que la reacción sindical a las contrarreformas laborales impuestas vía parlamentaria, así como a las diferentes estrategias empresariales en casos concretos de reestructuraciones y despidos, algunos ya emblemáticos (Coca - Cola en Fuenlabrada, Celsa Atlantic en Gasteiz y Urbina, Zardoya - Otis en Mungia, etc.), nos ha dejado una pléyade de experiencias sindicales y de huelgas que bien analizadas nos ayudan para sintetizar en este artículo algunas conclusiones de interés de cara al debate sobre la revitalización del poder sindical, que también tiene un importante desarrollo en el ámbito académico e investigador [4].

Una mirada sistemática a estas reflexiones, propuestas y experiencias acumuladas, nos permite centrar algunas cuestiones fundamentales para caminar hacia una recuperación solvente del poder sindical. Sin ánimo de dejar fuera aspectos importantes, pero con objetivo de priorizar recogiendo el núcleo esencial de las fuentes imprescindibles de poder sindical, es preciso fijarse en cuatro pilares que dependen fundamentalmente del propio sindicalismo: negociación colectiva y política sindical; gestión del conflicto laboral, huelgas y repertorios de presión; política social, empleo y economía social; formación sindical, asesoría sindical y técnica, teniendo también cómo base de la arquitectura de un sindicalismo combativo, la financiación sindical.

sábado, 19 de noviembre de 2016

MinPPAU organizó conversatorio sobre modelo de análisis económico y gestión socialista

MinPPAU organizó conversatorio sobre modelo de análisis económico y gestión socialista

***El economista Lluís Rodríguez Algans compartió algunas experiencias españolas sobre organización laboral y desarrollo del cooperativismo.
(Caracas, 09-11-2016. Prensa CIARA).- Como un espacio de encuentro y construcción colectiva del conocimiento, servidores y servidoras del Ministerio del Poder Popular de Agricultura Urbana (MinPPAU) y sus organismos adscritos, la Fundación de Capacitación e Innovación para Apoyar la Revolución Agraria (CIARA) y la Corporación Venezolana de Agricultura Urbana y Periurbana (CVAUP), organizaron en el Salón Ezequiel Zamora, de la Torre Bellas Artes de Caracas, el conversatorio “Modelo de Análisis Económico y Gestión para la Construcción Socialista”.

Durante la instalación del referido evento, la ministra de Agricultura Urbana, Lorena Freitez, subrayó la importancia de propiciar un debate de ideas sobre las experiencias de organización socioproductivas impulsadas en el suelo patrio, así como las desarrolladas por la clase trabajadora de pueblos hermanos, a fin de continuar avanzando en el fortalecimiento del modelo productivo socialista.

Hoy nosotros nos estamos planteando el desarrollo de unidades productivas bajo un modelo de diversificación de los actores económicos, por lo que este intercambio de saberes nos ayuda a tener una visión más amplia de cual es el camino idóneo a seguir”, puntualizó la titular de la cartera agrourbana.


Freitez también agradeció la participación en el conversatorio de los economistas y asesores españoles Lluís Rodríguez Algans y Francisco Navarro, quienes se encuentran en el país asumiendo algunas tareas asignadas por el Banco de Desarrollo Económico y Social de Venezuela (BANDES).

Lluís Rodríguez socializó con los asistentes dos experiencias productivas promovidas en el País Vasco (Estado español), donde se evidenciaron las repercusiones positivas de una adecuada contraloría por parte de la fuerza laboral y la puesta en marcha de un plan de tesorería a corto y mediano plazo que tribute al logro de una gestión eficiente. El primero de los casos presentados fue el de un grupo de empresas del sector construcción, en el cual sus trabajadores tomaron las riendas del consorcio para combatir un fraude económico capitalista.

El segundo ejemplo versó sobre una pequeña cooperativa agroecológica, con 35 años de operatividad, que se ha convertido en referencia de organización exitosa, gracias a un manejo adecuado de sus finanzas y el control de todos los eslabones de la cadena productiva, lo que les permite una distribución directa de su producción.

Por su parte, el economista Francisco Navarro se paseó por otros ejemplos asociativos de reciente data que se han venido gestando en España, en respuesta a la crisis económica por la que atraviesa el país ibérico.

Por último, Indira Granda, viceministra de Formación y Cultura Agrourbana, y Rosmary Caraballo, gerente de gestión del Conocimiento de CIARA, ahondaron en las características de las diversas formas de asociación productiva que se han impulsado en Venezuela, entre otros participantes que expusieron sus puntos de vista sobre los aspectos que deben mejorarse en torno a la organización popular y los logros alcanzados por el modelo económico socialista.(FIN/ Mariela Franco).



lunes, 24 de octubre de 2016

II Encuentro Euromediterraneo “La Economía de los trabajadores y trabajadoras” 28-30 Oct. 2016 Tessalonica – Grecia

En el siguiente link se puede encontrar el programa del II Encuentro Euromediterraneo “La Economía de los trabajadores y trabajadoras” que se celebrará los proximos 28-30 Oct. 2016 Tessalonica – Grecia:


Desde la Consultoría Primero de Mayo, participaremos en una mesa redonda junto a otros intervinientes de mucho interés:

Sabado 29 de Octubre

17:30 | SALA 1 | Panel | Estructuras políticas, sociales y legales para el apoyo de la autogestión y la recuperación de fábricas

Los sindicatos, las redes internacionales, las asesorías y los movimientos de solidaridad pueden jugar un papel crucial a la hora de conectar las luchas por la autogestión con su contexto político y social.

Integrante de Union Syndicale Solidaires (Francia) ¿Cómo puede el sindicalismo reivindicar y apoyar la autogestión?

Josette Combes (RIPESS Europe) Democracia en el lugar del trabajo y desarrollo local a través de la economía solidaria en Europa

Michel Mas (Les Amis de la Fabrique du Sud, Francia) Vinculando “La Fabrique du Sud” con la ciudadanía y las comunidades: hacia un proyecto de reapropiación social

Lluís Rodríguez y Héctor Mata (Consultoría Primero de Mayo, Euskal Herria, Estado español) Promoviendo los procesos de recuperación de empresas y las prácticas de negociación colectiva hacia la autogestión

Joseba Villarreal (ELA, Euskal Herria, Estado español) Experiencias de recuperación de empresas en Euskal Herria: el papel del sindicato de clase ELA

En la presentación que realizaremos, trataremos una clasificación de problemas/dificultades con las que nos hemos encontrado a día de hoy, a la hora de promover procesos de recuperación y cooperativización autogestionada de empresas en base a varios casos asesorados de crisis empresariales y procesos de reestructuraciones (reducción salarial y despido colectivo, parcial o de cierre de empresa, deslocalización, etc). Entre las dificultades detectadas se encuentra el de plantilla escasamente organizada o sindicalizada con instrumentos para la confrontación (caja de resistencia confederal), actividad productiva en clara recesión o inserta muy fuertemente en una cadena de valor específica con problemas para su reorientación productiva, dificultades de acceso a financiación y capitalización previa, dificultades en el proceso de transformación en el marco concursal (de articulación con viabilidad económica y de tiempos o legales) o necesidad de articular una más amplia estrategia sindical y juridica en base a la existencia de delitos económicos (delito contable y fiscal) en un grupo de empresas.

Por otra parte propondremos, ante las dificultades citadas, contenidos instrumentales y sustantivos de negociación colectiva de empresa y sectorial para que, en caso de tener que abordar procesos de recuperación de empresas, la praxis sindical y la capacitación colectiva facilite este tipo de acciones, así cómo para que pueda permitir avanzar en procesos de empoderamiento colectivo hacia un modelo socioeconómico autogestionario.

lunes, 3 de octubre de 2016

Huelgas y cajas de resistencia para revitalizar el sindicato

Reproduzco a continuación el artículo publicado en el blog Radicales Libres del Diario Público.




Asimismo ha sido reproducido en Borroka Garaia da! , Viento Sur , Rebelion , Ahotsa 

 


En un artículo anterior, tratamos el pilar de la negociación colectiva y la política sindical para sustentar un reimpulso de los sindicatos en la sociedad. En este artículo trataremos los otros tres pilares citados que dependen fundamentalmente del propio sindicalismo: gestión del conflicto laboral, huelgas y repertorios de presión; política social, empleo y economía social; formación sindical, asesoría sindical y técnica, teniendo también cómo base de la arquitectura de un sindicalismo combativo, la financiación sindical.


La negociación colectiva y la política sindical nos llevan a la necesidad de tratar el segundo pilar del poder sindical en estrecha relación cómo es la gestión del conflicto laboral, las huelgas y los repertorios de presión. Es evidente que sin presión no hay negociación, y sin presión potente no hay negociación colectiva con contenidos que sirvan para el avance social. Desgraciadamente, el contexto de crisis económica y la falta de recursos sindicales dificultan articular en todo su alcance la herramienta más potente de presión productiva, económica y financiera contra las empresas cómo es la huelga total (de días y horas de trabajo) indefinida (de extensión temporal), quizás también la máxima expresión de la acción directa colectiva de los y las trabajadoras. En su lugar las huelgas que se convocan -en realidad paros parciales o totales de unos pocos días- son más avisos de conflictividad a las empresas que mecanismos de presión económica y financiera real. El motivo por más que obvio no está de más señalarlo: los y las trabajadoras y sus familias no pueden lanzarse a huelgas totales indefinidas sin un apoyo financiero que ayude a cubrir o mitigar dejar de percibir ingresos por estar en huelga, aun cuando sea para mejorar sustancialmente las condiciones de empleo. Para solventar éste hándicap, uno de los instrumentos cruciales es la Caja de Resistencia, utilizada por sindicatos de ámbito estatal (USO) y nacional (ELA, LAB, ESK o CIG) que aportan de sus propios recursos internos, según los reglamentos prefijados, subsidios de huelga que cubren al menos el Salario Mínimo Interprofesional (764 euros en 12 pagas) para cada huelguista. Realizando un breve ejercicio de análisis, para el caso de una hipotética organización sindical de 10.000 personas afiliadas que dedicase 5 euros mensuales de la cuota sindical a una Caja de Resistencia Confederal, tendría capacidad de sostener con 50.000 euros mensuales la huelga indefinida completa de 65 trabajadoras recibiendo este subsidio de huelga mensual de 764 euros. Es cierto que en función del diseño de la estrategia de huelga, sería posible cubrir con esa financiación más huelguistas, seguramente hasta el doble. Además, todo ello sin contar con el factor ahorro continuo que implica el hecho de no convocar continuamente huelgas con esta intensidad, lo que implica multiplicar la potencia financiera. Teniendo en cuenta que la gran mayoría de empresas en el Estado español son Pymes ¿Qué empresa pequeña o mediana de hasta 250 trabajadoras puede resistir económica y financieramente una huelga indefinida total de estas características sin entrar a negociar y acordar convenios colectivos con contenidos como los anteriormente citados? ¿Acaso esta red de seguridad sindical no permite e incentiva la adhesión a la huelga y por extensión a la afiliación sindical?


La experiencia demuestra que prácticamente ninguna empresa puede resistir huelgas de estas características, puesto que huelga y caja de resistencia multiplican el poder de negociación sindical, independientemente que estemos tratando o no con segmentos laborales o sectores estratégicos que disponen de un poder de negociación estructural. Ejemplos al respecto los tenemos en Euskadi y Navarra, y en algunos casos la consecución de un convenio colectivo con las características citadas, ha venido en el marco de la convocatoria de huelga indefinida para la retirada de medidas de despido colectivo o reducción salarial en paralelo a promover la negociación de un convenio con cláusulas de blindaje que dejen fuera de las empresas las contrarreformas laborales, consiguiendo ambos objetivos [1].


En un grado mayor, funcionarían cajas de resistencia intersindicales de forma permanente dentro del sindicalismo combativo con cobertura de subsidios de huelga, extendiendo las fuentes de ingresos a la solidaridad externa a las organizaciones. En un grado menor de efectividad, funcionan también cajas de resistencia de secciones sindicales o sindicatos que no son confederaciones, sin embargo éstas no consiguen el ahorro colectivo necesario para implementar fórmulas de subsidios de apoyo a huelga como las cajas de resistencia confederales y por extensión es difícil que puedan articular en toda su extensión el poder de negociación sindical. Asimismo, en múltiples conflictos laborales y huelgas como Coca – Cola, Panrico, TMB -Autobuses de Barcelona- o las del sector de la minería de Asturias, por poner algunos ejemplos, se han abierto cajas de resistencia para apoyar los gastos generados por dichos conflictos y el reparto de recursos para los huelguistas de los mismos, pero pese a su interés al abrirse a la solidaridad externa, no son permanentes y no permiten ahorro para relanzar nuevos conflictos. Uno de los conflictos y huelga recientes que ha contado con el apoyo de una caja de resistencia particular, vinculada al movimiento cooperativo ha sido Correscales, con apoyo de cooperativa de finanzas Coop57. Es cierto, por otra parte, que esa dificultad de financiar la resistencia laboral en los conflictos se puede solventar incluyendo en los pactos de fin de huelga, cláusulas de recuperación de salarios y seguridad social dejados de ingresar por parte de las empresas, en tanto son las empresas las responsables de abocar las plantillas al conflicto al no querer negociar ejerciendo su poder de decisión sobre la clase trabajadora.


La experiencia demuestra que prácticamente ninguna empresa puede resistir huelgas largas, puesto que huelga y caja de resistencia multiplican el poder de negociación sindical, independientemente que estemos tratando o no con segmentos laborales o sectores estratégicos que disponen de un poder de negociación estructural.

Por otra parte, la capacidad huelguística y de confrontación a la política económica y laboral neoliberal, tanto a nivel sectorial cómo general, también ha sido la característica diferencial del movimiento sindical vasco respecto al del resto del Estado, agrupado en la mayoría sindical vasca (ELA, LAB, ESK, STEILAS, EHNE, HIRU y en la mayoría de huelgas también CGT y CNT), abordando la convocatoria de 8 huelgas generales en el periodo 2009-2013. En el caso de tres de ellas también fueron a la huelga general CCOO y UGT lo que provocó un mayor impacto, si cabe, de afectación de la huelga. La huelga general sin duda es la forma de huelga con mayor potencia para presionar y proponer otra política económica y laboral a los gobiernos neoliberales que incumplen sistemáticamente su responsabilidad de servicio y protección de las mayorías sociales [2]. Es en el marco de las huelgas generales, dónde también se ha experimentado la convocatoria de la denominada huelga social, que incluye una perspectiva de huelga de consumo y huelga de cuidados, cómo forma de multiplicar la potencia de la huelga general, a la vez que de visibilizar aquellos segmentos laborales explotados por el conflicto capital-vida y con mayores dificultades de acción colectiva.


Sin embargo, pese a esta capacidad efectiva de confrontación huelguística del movimiento sindical en las empresas es necesario citar también que el abordaje del conflicto laboral desde la parte sindical se encuentra con múltiples trabas de las empresas que vulneran sistemáticamente los derechos de huelga y tratan de impedir que se detenga la producción por todos los medios posibles [3], también por parte de los gobiernos que imponen servicios mínimos ilegales y abusivos.


Grave también para la capacidad sindical futura, es la aceptación e introducción en la negociación colectiva de las propuestas patronales de cláusulas de paz social o en los acuerdos marco, la introducción sistemática para la mayoría de convenios de mecanismos de conciliación previa a la convocatoria de huelgas, alargando de facto los preavisos y trámites para evitar la expresión y resolución obrera del conflicto estructural entre el trabajo y el capital o su lógica aplicada a los servicios públicos.


Todo lo anterior, obliga a recurrir a los piquetes y al boicot de productos y servicios, así como a explorar otros repertorios de presión sindical y social para la consecución de los objetivos predeterminados, contrarrestando el mantenimiento de la producción que realizan las empresas la mayoría de veces ilegal. Las nuevas tecnologías y canales de comunicación ofrecen amplias posibilidades de campañas y acciones sindicales también, así como formulas del llamado label sindical, cómo fórmula para asegurar desde el sindicalismo que los productos o servicios ofrecidos por las empresas cuentan en su producción con el cumplimiento de todos los derechos laborales y sociales.