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martes, 24 de julio de 2012

¿Hay economistas rojos? ... ¿y negros?

Traigo al blog otro artículo relacionado con la profesión de los economistas y su formación. Concretamente del economista José Francisco Bellod Redondo, el artículo titulado ¿Hay economistas rojos? pone énfasis en la no-neutralidad de la profesión y del posicionamiento partidario y en defensa del poder constituido de la mayoría de economistas. Si es complicado en el contexto que cita el autor (intelectual, académico, profesional) que existan economistas progresistas, incluso anticapitalistas, mucho más lo es que los haya de ese perfil y se declaren abiertamente anarquistas. Economistas libertarios que defiendan no solamente un análisis y critica radical de la sociedad capitalista, sino que además planteen un cambio total en las estructuras económicas y sociales para que estas pasen a estar gestionadas por la mayoría de la población y no por unas clases dominantes (empresariales y políticas). Economistas que traten de ponerse al servicio de la sociedad en aras de promover la democracia económica y la autogestión, la única via -previa revolución social- para mantener la igualdad social y la cobertura de las necesidades de todos y todas. No ser afín a ningún poder político o económico que no sea de raigambre social (y por lo tanto minorizado socialmente, de momento), dificulta más si cabe la proliferación de economistas "negros". El hecho de que existan pocas instituciones educativas populares que agrupen a las interesadas y generen conocimiento (socio)económico libertario caso de ICEA, también es un factor que retrasa esa proliferación. Sea cómo fuere existimos y estamos creciendo, tanto los "rojos" como los "negros" (los hay "rojinegros"), porqué cada vez es más evidente para la población -también para los profesionales de la economía- como funciona el sistema capitalista y los aparatos del Estado neoliberal y a dia de hoy es muy dificil no posicionarse con quienes sufren la miseria social. Muchos economistas jovenes (y no tan jovenes) la sufrimos y por lo tanto tomamos posición activa desde una perspectiva profesional, divulgadora e investigadora para la transformación social.

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¿Hay economistas rojos?

Recordando la pasada campaña electoral me viene a la mente esa pregunta que de forma recurrente me hacía la gente en los pueblos que tuve ocasión de visitar. Sí, claro que hay economistas rojos… y economistas gays… y economistas testigos de Jehová… Si nos referimos a los grandes pensadores de la Economía, rojos ha habido (con diversas tonalidades) antes y después de Marx: curiosamente, mientras Stalin fusilaba a los economistas marxistas rusos, a la gente de la generación de Lenin, en Gran Bretaña y Estados unidos florecían corrientes de pensamiento nítidamente marxistas y otras que, no siéndolo, empatizaban con aquella. Así tenemos a los economistas marxistas, a los economistas radicales, aun sector importante de economistas institucionalistas, los post – keynesianos, etc., etc. Si no referimos a economistas pedestres y domésticos (que no domesticados) como yo mismo, también los hay. Aunque bien pensado yo era rojo mucho antes de entrar en la Facultad, de lo contrario, hoy no estaría escribiendo cosas como estas. Y ello por varias razones. En primer lugar los planes de estudio universitarios privilegian descaradamente no ya la defensa del capitalismo, sino la ideología neo – liberal. Se trata de un tipo de formación con grandes dosis de conocimiento metafísico, acientífico, plagado de mentiras y estupideces, que conduce al estudiante a una situación de “pensamiento cero”. Los manuales de Economía suelen ser catecismos que hay que aprender de memoria sin más narices si uno aspira a aprobar. No es de extrañar que la mayoría de mis compañeros no entiendan que está sucediendo en la crisis actual o que se limiten a balbucear algunos slogans elementales contra el déficit público. En segundo lugar, los economistas son víctimas de trabajos alienantes, poco creativos, que les alejan de la actividad científica hasta convertirlos en simples técnicos. Casi todos los economistas que logran un empleo (el Sr. Urdangarín es una excepción: cobra 1´5 millones de euros anuales en Telefónica aunque nunca terminó la Licenciatura) se dedica a contabilidad, auditoría o marketing. Son trabajos duros, aburridos en los que no hay mucho margen para opinar. Y en tercer lugar, los economistas somos víctimas (y muchas veces victimarios) de los valores del sistema. Logrado un empleo en una empresa importante, una licenciatura te puede permitir progresar hacia puesto mucho mejor remunerado: pertenecer a un sindicato, a un partido político no burgués o expresar abiertamente opiniones críticas o solidarias ponen fin de inmediato a cualquier expectativa de ascenso. De inmediato: el gerente no quiere al lado un rojo, quiere un funcionario eficaz en la defensa de los intereses de la empresa (del empresario, diría yo). El gerente no quiere al lado a un economista que se solidarice con los trabajadores (el economista no es un trabajador, es un empleado). El gerente paga para que el economista sea el guardaespaldas que justifique con números cada una de sus decisiones, especialmente las lesivas para los derechos de los trabajadores. Y por estas y otras razones los economistas o son abiertamente de derechas o son abiertamente sordo – mudos: un caso típico de pragmatismo autista. Pero haberlos… los hay. Y podemos encontrar cada vez más experiencias en este sentido: grupos de investigación, o revistas como la “Revista de Economía Crítica”, o web como “Economía crítica y Crítica de la economía” que acoge en su seno otras formas de pensar la economía.

miércoles, 30 de mayo de 2012

"La patronal y el Estado ya se pueden ir preparando porque vamos a por ellos y sus privilegios". Entrevista a Lluís Rodríguez del ICEA

En el nº60 del periódico Contramarcha (mayo de 2012) -órgano de expresión de la Sección Sindical de Metro en Madrid del Sindicato Solidaridad Obrera-, se ha publicado una entrevista al miembro de ICEA, Lluís Rodríguez. Por razones de espacio se publicó solamente una parte de la entrevista en la edición en papel, por lo que a continuación ofrecemos la versión completa de la misma.

Contramarcha- Primero haznos una pequeña presentación tuya, contándonos a que te dedicas y qué es eso del ICEA.

Lluís- Pues bien, me llamo Lluís Rodríguez Algans, nací en la capital de una bonita comarca del norte de Catalunya (Figueres, 1980) y desde hace unos años vivo y trabajo en Barcelona. Soy economista y me estoy especializando académicamente en economía y sociología laboral. Políticamente me considero anarquista y como trabajador estoy afiliado desde hace una década a la central anarcosindicalista Confederación Nacional del Trabajo (CNT). En el plano profesional, actualmente tengo la suerte de trabajar como economista asesor laboral en apoyo a trabajadores y trabajadoras. en la lucha por mejorar nuestras condiciones de trabajo y vida, así como para enfrentarnos a quienes quieren hacernos pagar las consecuencias de esta dura crisis.




Respecto al ICEA, decir que esta combinación de factores -académicos, profesionales, ideológicos y militantes- nos llevó en 2008, a mi y a otros compañeros economistas de la CNT, a impulsar una entidad cultural para desarrollar nuestras inquietudes culturales e investigadoras que difícilmente podían tener cabida en la universidad actual. A esta entidad decidimos llamarla Instituto de Ciencias Económicas y de la Autogestión (ICEA), recuperando la actividad y finalidades de una entidad que había realizado una función parecida entre las clases trabajadoras de Barcelona entre 1931 y 1939. Así pues, en el ICEA tratamos de profundizar en el análisis y estudio de la situación económica y social que nos rodea, así como plantear y divulgar alternativas libertarias y autogestionarias -sistémicas- al capitalismo y al Estado. También entra dentro de nuestros objetivos tratar de consolidarnos como un laboratorio de ideas en política económica, laboral y social desde una perspectiva libertaria y tendente a implantar la autogestión obrera y social. Apuntar que la entidad pretende ser abierta a las clases trabajadoras y la sociedad, por lo que se puede asociar quien lo desee y participar de las actividades que impulsamos.

C- ¿Cuál es la misión de un economista en la CNT?

Ll- Creo que por un lado, como cualquier otro militante, aportar dentro de mis posibilidades para reforzar las luchas y el crecimiento del sindicato con la experiencia que pueda tener. Por otro lado, como profesional, realizar un trabajo adaptado a cubrir las necesidades que puedan tener los militantes, secciones sindicales y comités, a la par que promover las tácticas y finalidades del sindicato como organización revolucionaria que es.

Esta tarea en el contexto actual de crisis y recortes es todo un reto, puesto que los acuerdos y la acción sindical anarcosindicalista suponen una acción ofensiva y no defensiva. Así mismo estos acuerdos y acción sindical siempre van por delante de cualquier perspectiva técnica y en todo caso nuestro Gabinete Técnico Confederal trata de abordar, desde una perspectiva interdisciplinar -jurídica, sociológica y económica- un trabajo en equipo para la cobertura y apoyo a la ofensiva de estos objetivos, no al revés. Es común en los sindicatos oficiales -también en los alternativos- la subordinación de la acción sindical a prácticas jurídicas y económicas restrictivas, menos arriesgadas y más cómodas para el profesional -abogado o economista-, también más acordes con una política negociadora conservadora y pactista. Por poner algún ejemplo, el apoyo técnico a la acción directa de la CNT se puede concretar en medir y amplificar el impacto socioeconómico de un conflicto laboral con boicot o huelga, anticipándose a las múltiples -muchas veces ilegales- estrategias empresariales para minimizarla y debilitar a los trabajadores, tarea ésta de los economistas y asesores empresariales. Otro ejemplo es, en el actual contexto de reestructuraciones, empresas y administraciones en crisis, apoyar la implementación de una política sindical de lucha total contra los despidos y recortes. En este campo es precisamente donde la CNT tiene uno de sus mejores activos. La CNT por sus acuerdos y praxis tiene la capacidad de establecer esa imprescindible conexión entre reivindicación y autogestión. Se trata de plantear las negociaciones sobre el empeoramiento de las condiciones de trabajo o despidos masivos, en términos amplios de viabilidad económica -también social-, control obrero-sindical para los servicios públicos, y si hace falta de expropiación o recuperación de empresas con cooperativización autogestionada (“si no nos podemos emplear todos/as ya nos repartiremos nosotros/as el trabajo”). Esto supone que la patronal y el Estado ya se pueden ir preparando porqué vamos a por ellos y sus privilegios, a por los medios de producción, distribución y bienestar colectivo.

Como he dicho en la anterior pregunta, considero que es un privilegio poder desarrollar un trabajo acorde con las ideas y objetivos que defendemos, en una profesión caracterizada -con excepciones- por la lógica mercenaria de apoyar la gestión de la patronal y el poder capitalista. Esto no solamente lo digo yo, un “radical”, sino por ejemplo recientemente Juan Francisco Martín Seco en un muy buen libro sobre la sociología de la profesión. Una perspectiva de lucha de clases y contra toda autoridad también debe ser una característica profesional en nuestro ámbito. Esta “manera diferente de entender las relaciones económicas y laborales” no la enseñan en las facultades.

domingo, 20 de mayo de 2012

La teoría de las estructuras sociales de acumulación

Traigo al blog un artículo de Alberto Garzón sobre el enfoque que tiene la Economía Política Radical de los marcos institucionales que fomentan la acumulación de capital y el crecimiento económico en el sistema capitalista.

La teoría de las estructuras sociales de acumulación

Una de las principales aportaciones de los teóricos de la llamada “Escuela Política Radical”, surgida en los años sesenta en Estados Unidos de la mano de autores como D.  Gordon, M.  Reich, T. Weisskopf, R. Edwards y S. Bowles, fue la noción de ‘Estructura Social de Acumulación”. Con ella se pretendía describir los requisitos institucionales que satisfacen en cada momento histórico el proceso de acumulación de capital, punto central del análisis radical.

Esta teoría proporciona elementos de análisis muy interesantes a la hora de estudiar la crisis económica y la dinámica capitalista. Por esta razón traigo al blog algunos puntos fundamentales de dicha explicación, a fin de que el lector interesado pueda tener una idea general del discurso radical y surja la curiosidad para adentrarse en los textos originales (desgraciadamente todos en inglés, pues la penetración de la teoría radical en España es extremadamente reducida).

La reconceptualización de la Estructura Social de Acumulación

Para los teóricos de la ESA las instituciones animan la inversión capitalista y el crecimiento económico, pero eventualmente cesan su contribución al crecimiento económico: o bien el crecimiento desestabiliza las instituciones o bien las instituciones crean barreras para el crecimiento. En ese momento deviene una crisis, entendida como un período de inestabilidad que requiere la reconstrucción institucional para renovar el crecimiento y la estabilidad (Wolfson, 2006).

Los teóricos originales de la ESA determinaron que las instituciones eran necesarias para apoyar el circuito del capital, pero posteriormente afirmaron directamente que la ESA afectaba a la tasa de acumulación (Kotz, 2006). Este último aspecto ha sido desde hace algunos años, sin embargo, motivo de crítica por parte de los economistas radicales, precisamente porque se considera que no hay evidencia para afirmar que el objetivo central que guía la construcción de una estructura institucional sea la tasa de acumulación (Kotz, 2006).

Las nuevas reinterpretaciones teóricas afirman que, en efecto, la promoción de una rápida acumulación en el sistema no es el núcleo de los intereses de los individuos capitalistas, sino que por el contrario sí lo es la expectativa de ser capaz de participar en el circuito del capital y dentro de él de apropiarse de la máxima cantidad de excedente posible, en relación al capital invertido, lo que conduce al capital (Wolfson y Kotz, 2010; Kotz, 2006)

Para los nuevos teóricos de las ESA no hay una tasa de acumulación mínima, y los excedentes pueden tener otros usos además de la acumulación. La alternativa a reinvertir el excedente (algo que dependerá del cálculo de la tasa de beneficio esperada así como de si dicha tasa es aceptablemente alta) es la inversión financiera. Se puede invertir en la esfera financiera esperando condiciones más favorables en el ámbito de la inversión real. Por eso los capitalistas pueden mantener altas tasas de rendimientos (a través de operaciones financieras y especulativas) sin que se invierta en lo productivo y sin que se vean impulsados a cambiar la estructura institucional (Kotz, 2006).

En definitiva, los nuevos teóricos de la ESA consideran que cada ESA apoya al circuito del capital pero puede o no llevar a una rápida acumulación de capital, de tal forma que la relación entre la ESA y el rápido crecimiento económico debe ser abandonada, apostando en su lugar por comprender la ESA como las estructuras institucionales que estabilizan temporalmente las contradicciones del capitalismo, que son las que existen entre capital y trabajo, entre capital y capital, entre trabajo y trabajo en la dimensión internacional (Wolfson y Kotz, 2010; Kotz, 2006).

sábado, 5 de junio de 2010

Escenarios post-crisis según David M. Kotz

Recupero a continuación la entrada publicada por Alberto Garzón sobre los posibles escenarios post-crisis según un economista adscrito a la corriente radical (David M. Kotz). La entrada resume un artículo del autor donde hace referencia, desde una optica prospectiva, a los tres posibles escenarios de salida de la crisis para Estados Unidos. El interés del mismo, además de lo dicho, radica en que este autor y los de la corriente a la que está adscrito, són los que de forma más interesante interpretan la evolución económica de Estados Unidos. Ese país es referencia de la economía mundial de forma pasiva -como modelo de crecimiento y política económica neoliberal- o de forma activa, por su papel imperialista y de notable influencia en la economía mundial. Reproduzco el artículo de Alberto Garzón y a continuación la parte correspondiente al texto en inglés de David M. Kotz.

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David M. Kotz es un economista adscrito a lo que aquí llamaríamos la Economía Política Radical (en realidad Radical Political Economics), y que utiliza un análisis de la economía mundial parecido al de los regulacionistas franceses (R. Boyer, M. Aglietta, etc.). Dado que el otro día yo hablaba del “supuesto fin del neoliberalismo“, aprovecho para recuperar algunas reflexiones que hizo Kotz en un paper de 2008 en el que analizaba la actual crisis.

Para Kotz la crisis es sistémica y revela que las posibilidades del neoliberalismo para mantenerse más tiempo son muy escasas. En su opinión esto sólo podría suceder si otra nueva burbuja especulativa, aún más grande que las que ha vivido continuamente la economía mundial desde los años setenta, es capaz de posibilitar un nuevo período de expansión que, por otra parte, más temprano que tarde finalizaría abruptadamente con otra crisis de aún mayor envergadura.

La historia habría demostrado, un poco en la línea de “doble movimiento” de K. Polanyi, que los períodos de libre-mercado suceden a los de regulación, y viceversa. Por lo tanto, para los próximos años es de esperar un refortalecimiento de la regulación estatal, aunque sin que esté claro de antemano ante qué tipo de regulación nos encontraríamos. El sentido de esa regulación sólo lo puede determinar la relación de fuerzas entre los diferentes grupos y clases que componen la economía. Así las cosas, para Kotz hay tres escenarios post-crisis posibles.

El primero es una forma de capitalismo corporativista. Debido a la debilidad de los movimientos populares, tras treinta años de neoliberalismo, serían las grandes empresas las que regularían la economía a través del Estado. Esta forma de regulación tendría tres características fundamentales. La primera, una regulación del sector financiero que permitiese reiniciar el período de acumulación en el sector productivo y que asegurara su propia estabilidad. La segunda, un mantenimiento de la relación neoliberal de capital-trabajo, es decir, el mantenimiento del dominio del capital y la debilidad de los salarios. La tercera, necesaria para que la anterior característica no condujera a un problema de insuficiencia de demanda, sería un programa de inversiones estatales de larga duración (vinculado a infraestructuras, desarrollo tecnológico y comunicación en su versión más “progresista” y vinculado al gasto militar y de seguridad nacional en le caso de su versión más reaccionaria).

El segundo escenario es un nuevo compromiso sociodemocrático entre capital y trabajo. Esto requeriría redefinir la relación capital-trabajo hacia un mayor equilibro, lo que significaría un incremento de los salarios que siguiera al ritmo de la productividad. Además, tendría que estar acompañado de un refortalecimiento de los sindicatos, la complacencia de las grandes empresas para permitir este ascenso del poder de los trabajadores y una reducción en la intensidad de la competencia nacional e internacional que redujera la presión a la baja sobre los salarios. Complementariamente, el sector financiero tendría que ser igualmente regulado.

El tercer escenario es el del reemplazo del capitalismo por el socialismo. La incapacidad del capitalismo para satisfacer las necesidades de la gente al respecto de una vida decente (acceso a bienes y servicios, trabajo digno, seguridad económica y una economía sostenible medioambientalmente), y la lucha que mantendrían las personas por luchar contra la amenaza de perder sus casas, la desaparición de sus niveles de vida previos y la amenaza medioambiental podría llevar a un renacimiento del movimiento socialista en los próximos años. Se abriría la posibilidad de finalizar la era capitalista.

Cabe destacar finalmente que para Kotz, la fuerza de los movimientos radicales populares es crucial para determinar el destino de la sociedad. Como venimos diciendo también en este blog, esa fuerza se traduce en una mayor presión sobre las grandes empresas para ceder a un compromiso social de naturaleza más progresista. Para Kotz, esa ha sido la clave que explica la “era progresista” estadounidense de 1900-1916 y el período del “New Deal” en los años treinta. En su opinión se está a tiempo de conseguir una respuesta en este sentido precisamente porque la reestructuración de la economía tarda varios años y aunque la iniciativa la tome el capital hay tiempo suficiente para revertir esa tendencia.

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Del artículo The Financial and Economic Crisis of 2008: A Systemic Crisis of Neoliberal Capitalism

  1. Possible Directions of Restructuring

History suggests that the US economy, and also the global economy, will undergo restructuring in the coming period. History also suggests that the next economic structure will involve a significant expansion of the state role in the economy. However, history cannot tell us what kind of state regulated economic system will arise. The outcome will depend on political struggles among various groups and classes. One can identify three possible types of state regulated system that might arise in the US in the coming years.

The first is a corporatist form of capitalism. At present the main actors maneuvering to control the direction of economic restructuring appear to be the big banks and nonfinancial corporations. Popular movements are relatively weak at this time in the US, following nearly 30 years of neoliberalism. If popular movements remain weak and are not able to have a significant impact on the process of restructuring, then big business will determine the course of restructuring.

It seems likely that, in that case, a corporatist form of capitalism would emerge. By this is meant a form of capitalism in which big business regulates the economy through the state, in ways that will restore the stability and profitability of capitalism and permit accumulation to resume over a long period of time.

A corporatist form of capitalism in the U.S. might have the following main features. First, the financial system would become subject to regulation by the state to ensure its stability and the resumption of its necessary functions in support of the real sector. The exact nature of a new financial structure would depend on the relative strength of financial and real sector capital. Second, the institutions directly affecting the capital-labor relation would remain similar to those of neoliberalism, to assure a high rate of profit. Capital would remain fully dominant over labor. To resolve the aggregate demand problem arising from repressed wage growth, the third feature would be a large, long-lasting program of state investment in areas that would promote profit-making. A more "progressive" version would emphasize state infrastructure investment in transportation, communication, power, and technological development. A more "reactionary" version would emphasize military and national security spending. Some combination of the two would also be possible.

Such a corporatist restructuring could provide a coherent new SSA. Low wages would assure a high profit share. A regulated financial system would assure financial stability and provide credit to the real sector. The state would solve the aggregate demand problem, resulting from rapidly rising profit and stagnating wages, through expanding state spending.

Such a form of restructuring would not be favorable for working people. History suggests that a form of capitalism more favorable to the working class emerges only in the face of a militant and radical popular movement, which forces big business to compromise. Such popular movements played a key role in the Progressive Era, and in the creation of the state regulated postwar system whose roots were in the New Deal period starting in the mid 1930s. While a new liberal form of capitalism can be built relatively rapidly, constructing a new state regulated form of capitalism takes some time. Even if capital initially dominates the process, it takes many years for the various segments of capital to reach agreement and to design a coherent program for the state to effectively both regulate and stimulate the economy. If the economic crisis is as severe as most expect, this may lead to the emergence of strong popular movements, which would affect the direction of economic restructuring.

If strong popular movements emerge, that might lead to a second type of state regulated capitalism involving a new social democratic compromise between capital on the one hand and labor and other popular constituencies on the other. This would require changes in the institutions that affect the capital-labor relation so as to enable workers to increase their wages in step with productivity growth. At the minimum, this would require a stronger trade union movement, a willingness on the part of big business to bargain with labor, and a shift in the form of intercapitalist competition to hold off the severe downward pressure on wages that results from unrestrained competition, as well as changes in institutions at the global level. Under those conditions, a relatively balanced growth of aggregate demand becomes possible. Expanding state spending would also play a role, involving social spending and environmental spending, as well as infrastructure investment. As in the corporatist version, the financial sector would be closely regulated.

The third possibility would be the replacement of capitalism with socialism. For nearly 30 years neoliberal capitalism has worsened conditions for the majority in the US and around the world.

Now the severe financial and economic crisis is showing capitalism at its worst, as the profit motive completely fails to meet people's needs for a decent living standard including both private and public goods and services, meaningful work, economic security, and an economy that is environmentally sustainable. As people struggle against the threatened loss of their homes, unemployment and the associated loss of health insurance, the disappearance of much of their life savings, and the growing threat of global climate change, the arguments for a socialist alternative can potentially ring true for millions of people. The socialist movement may be reborn in the years ahead, opening the possibility of finally ending the capitalist era.

viernes, 8 de septiembre de 2006

El mercado de trabajo en la economía política radical. Mariano Féliz

Traigo al blog un capítulo de libro de Mariano Féliz editado en el libro "Teorías económicas sobre el mercado de trabajo I. Marxistas y keynesianos."



El mercado de trabajo en la economía política radical. Mariano Féliz
1. Introducción
2. La estructura pública de la empresa
3. La organización del trabajo y la elección de las técnicas
4. Formación de preferencias
5. Segmentación de los mercados de trabajo
6. Estructura social de acumulación
7. Políticas públicas
8. Síntesis
Referencias bibliográficas

lunes, 30 de mayo de 2005

Presentación

Me llamo Lluís Rodríguez Algans, soy de Bilbo pero nací en la capital de una bonita comarca del norte de Catalunya, l'Empordà (Figueres, 1980). Soy economista especializado en economía y sociología laboral. Mis ámbitos militantes e intereses investigadores me llevan a participar y apoyar Koop57 Euskal Herria, el Instituto de Ciencias Económicas y de la Autogestión (ICEA), la Plataforma por la Democrácia Económica (PxDE), la Asociación de Economía Crítica (AEC) , la Red de Teoria Monetaria Moderna (MMT), ATTAC en Bizkaia y la Union for Radical Political Economics (URPE). Asimismo sigo las redes de Ciencia Social y Economía Crítica en el Estado español y fuera de él, como Economía Crítica y Crítica de la Economía, Post-Keynesian Economics Study Group, Participatory Economics. En el plano profesional, desempeño tareas de Economista asesor laboral y de políticas públicas.

En el blog me interesa tratar cuestiones de economía y sociología con enfoque de Economía Política Radical y de Autogestión, en tanto paradigmas de pensamiento económico y sociopolítico.

A partir de los años de 1960 y 1970, hay un acercamiento por parte de corrientes de análisis económico neomarxista y kaleckiano en Estados Unidos a las perspectivas temáticas de análisis libertario del poder, del papel del Estado en el capitalismo o del cuestionamiento de la burocracia estatal y la explotación soviética como alternativa, asi como una apuesta por la democracia económica y el socialismo autogestionario. Entre estas corrientes de análisis del sistema económico capitalista, se encuentran los enfoques Regulacionistas europeos y los de Economía Política Radical de Estados Unidos, con notable influencia de economistas como Kalecki y contemporáneos, que en cualquier caso no suponen corpus téorico-empíricos cerrados y estancos. Decía un historiador del pensamiento económico en 1974, Martín Bronfenbrenner, que “hay casi tantos partidarios de Kropotkin como de Marx en la Nueva Izquierda", de la misma forma que el economista radical Michael Zweig se preguntaba “¿cuales son las implicaciones de la acertada observación de Proudhon (al menos aplicada a la America contemporánea) de que la propiedad es un robo?”*. A su vez, una parte importante de la conformación de identidad nacional catalana, está relacionada con la influencia de práctica sindical libertaria y del pensamiento económico de esa militancia sindical en los años de 1930. Estos hechos, tal como plantearon unos economistas catalanes**, "permitirían establecer un cierto paralelismo entre el pensamiento económico de los economistas radicales norteamericanos y el de los líderes obreros catalanes de los años treinta que escribian sobre economía. La crisis capitalista -1929, 1970s-, habría significado en los países sin tradición marxista, como Catalunya o los EEUU, una eclosión del ideario anarquista y anarcosindicalista. Entre la gente de la URPE [Union for Radical Political Economics] habría también "un grupo sindicalista naciente [...] la importancia del cual puede aumentar" partidario de sustituir el Estado federal norteamericano por los sindicatos de trabajadores. Hablar de Kropotkin, Besnard, Cornélissen dejaría de tener un regusto de pasado y sería hablar de las lecturas actuales de los economistas de izquierdas del principal país capitalista del mundo.". 
 
Posiblemente, uno de los economistas referentes de la agregación y síntesis de estos enfoques citados es Robin Hahnel , quien además junto a Michael Albert han desarrollado el modelo de planificación social de la economia en clave de autogestión denominado Economía Participativa, como también el sociólogo Eric Olin Wright que aporta sus puntos de brujula hacia una alternativa socialista. En este sentido, tengo como relevantes referentes a mi estimada profesora en la facultad de la UAB Miren Etxezarreta (fundadora e impulsora del importante Seminari d'Economia Critica Taifa en Barcelona), o economistas que combinan el desarrollo de teoria económica y economia aplicada como Anwar Shaikh , la visión sindical y el desarrollo académico de Andrew Glyn o la intervención sindical en combinación de análisis contable, económico, sindical y sociopolítico como Joxe Elorrieta, así como a muchas de mis compañeras y compañeros que desde un ámbito militante en las diferentes asociaciones de economia critica que existen, o bien en los ámbitos académico y profesional, principalmente sindical pero también en la política económica, aportan todos los dias nuevas preguntas, enfoques y soluciones.

Las principales virtudes de estos enfoques són precisamente, junto con otros relacionados con la Economía Feminista y la Economía Ecológica, su apertura a análisis de raiz de las estructuras y funcionamiento económico, su contextualización con las relaciones de propiedad y poder, así como con las estructuras sociales, político-estatales y de relaciones laborales que caracterizan las sociedades y economías capitalistas. También se insertan en este contexto los procesos de acumulación de capital e inversión, distribución de renta, concentración de riqueza o generación de pobreza y exclusión social. De la misma forma, se trata de insertar en los análisis todas las expresiones de discriminación del sistema, por razón de origen, sexo o género, como también los problemas que éste genera en clave ecológica e internacional -imperialista-. La economía política radical y de autogestión parten de premisas y valores fundamentales para construir un análisis riguroso de los acontecimientos actuales, tales como el estudio de la competencia y el cambio en las economías capitalistas, así como al autoritarismo y las relaciones de poder que se generan en ellas, sustentando el enfoque en valores de eficiencia, justicia y democracia. Identificar estos y otros objetos de estudio, nos remite a una lucha para una transformación democrática que permita socializar la actividad económica y el poder social, acabando con la explotación económica, la dominación política entre las personas y la estructura de clases sociales.

Respecto a los temas concretos que se podrán encontrar en este espacio, en el plano estrictamente sociológico me interesa todo aquello relacionado con las relaciones de poder en el mundo del trabajo, el poder laboral y sindical así como las estrategias empresariales y de los gobiernos contrarrestantes de este poder laboral y sindical. Por lo tanto, y por extensión, todo aquello relacionado con el conflicto laboral y social, como la dinámica de huelgas, cuya raíz se encuentra en la pugna económica y de poder entre clases sociales. También me interesa todo lo relacionado con la renovación y revitalización sindical, los condicionantes para la afiliación y participación sindical, etc.

En el plano socioeconómico me interesa profundizar en políticas sociolaborales y económicas desde perspectiva sindical, los impactos de la acción sindical (boicot, huelga) por medio del análisis coste-beneficio socioeconómico, los elementos de participación obrera, control sindical, democracia económica, cooperativismo y autogestión, así como en un aspecto agregado el desarrollo económico local y la economía social. Desde una perspectiva más general me interesa lo relativo a la dinámica de cíclicos económicos, de crecimiento y crisis capitalistas, la inversión socialmente útil, la observación y medición del despilfarro capitalista y las teorías del valor y la distribución. El análisis de los mercados de trabajo, el desempleo y la calidad del empleo en el marco de las contrarreformas laborales són cuestiones relevantes también para entender las estrategias empresariales de discriminación, segmentación y división, asi como otras políticas estatales de debilitación del poder laboral. Por último, y como no podría ser de otra forma, me interesa todo lo relacionado con el papel del Estado capitalista, las finanzas, su faceta de distribución de la renta y el salario social  (sistemas de pensiones y protección social), además de las políticas económicas e industriales de desarrollo productivo. Esto conlleva que, para un cambio sistémico, se deben analizar también los sistemas económicos, laborales y sociales de forma comparada y profundizar en el pensamiento y política económica de autogestion. 

*Bronfenbrenner (1974) "La economía radical en América: perspectiva 1970" pag. 97 y Zweig (1974) "Una crítica de la nueva izquierda a la ciencia económica", pag. 92, ambos en Información Comercial Española, ICE: Revista de economía, nº488, 1974.
**Francesc Artal, Emili Gasch, Carme Massana, Francesc Roca (1976). El pensament econòmic català durant la República i la guerra (1931-1939). Edicions 62, Barcelona, pp. 327-328. [Traducción propia]