En el nº60 del periódico Contramarcha (mayo de 2012) -órgano de expresión de la Sección Sindical de Metro en Madrid del Sindicato Solidaridad Obrera-,
se ha publicado una entrevista al miembro de ICEA, Lluís Rodríguez. Por
razones de espacio se publicó solamente una parte de la entrevista en
la edición en papel, por lo que a continuación ofrecemos la versión
completa de la misma.
Contramarcha- Primero haznos una pequeña presentación tuya, contándonos a que te dedicas y qué es eso del ICEA.
Lluís-
Pues bien, me llamo Lluís Rodríguez Algans, nací en la capital de una
bonita comarca del norte de Catalunya (Figueres, 1980) y desde hace unos
años vivo y trabajo en Barcelona. Soy economista y me estoy
especializando académicamente en economía y sociología laboral.
Políticamente me considero anarquista y como trabajador estoy afiliado
desde hace una década a la central anarcosindicalista Confederación
Nacional del Trabajo (CNT). En el plano profesional, actualmente tengo
la suerte de trabajar como economista asesor laboral en apoyo a
trabajadores y trabajadoras. en la lucha por mejorar nuestras
condiciones de trabajo y vida, así como para enfrentarnos a quienes
quieren hacernos pagar las consecuencias de esta dura crisis.
Respecto
al ICEA, decir que esta combinación de factores -académicos,
profesionales, ideológicos y militantes- nos llevó en 2008, a mi y a
otros compañeros economistas de la CNT, a impulsar una entidad cultural
para desarrollar nuestras inquietudes culturales e investigadoras que
difícilmente podían tener cabida en la universidad actual. A esta
entidad decidimos llamarla Instituto de Ciencias Económicas y de la
Autogestión (ICEA), recuperando la actividad y finalidades de una
entidad que había realizado una función parecida entre las clases
trabajadoras de Barcelona entre 1931 y 1939. Así pues, en el ICEA
tratamos de profundizar en el análisis y estudio de la situación
económica y social que nos rodea, así como plantear y divulgar
alternativas libertarias y autogestionarias -sistémicas- al capitalismo y
al Estado. También entra dentro de nuestros objetivos tratar de
consolidarnos como un laboratorio de ideas en política económica,
laboral y social desde una perspectiva libertaria y tendente a implantar
la autogestión obrera y social. Apuntar que la entidad pretende ser
abierta a las clases trabajadoras y la sociedad, por lo que se puede
asociar quien lo desee y participar de las actividades que impulsamos.
C- ¿Cuál es la misión de un economista en la CNT?
Ll-
Creo que por un lado, como cualquier otro militante, aportar dentro de
mis posibilidades para reforzar las luchas y el crecimiento del
sindicato con la experiencia que pueda tener. Por otro lado, como
profesional, realizar un trabajo adaptado a cubrir las necesidades que
puedan tener los militantes, secciones sindicales y comités, a la par
que promover las tácticas y finalidades del sindicato como organización
revolucionaria que es.
Esta
tarea en el contexto actual de crisis y recortes es todo un reto,
puesto que los acuerdos y la acción sindical anarcosindicalista suponen
una acción ofensiva y no defensiva. Así mismo estos acuerdos y acción
sindical siempre van por delante de cualquier perspectiva técnica y en
todo caso nuestro Gabinete Técnico Confederal trata de abordar, desde
una perspectiva interdisciplinar -jurídica, sociológica y económica- un
trabajo en equipo para la cobertura y apoyo a la ofensiva de estos
objetivos, no al revés. Es común en los sindicatos oficiales -también en
los alternativos- la subordinación de la acción sindical a prácticas
jurídicas y económicas restrictivas, menos arriesgadas y más cómodas
para el profesional -abogado o economista-, también más acordes con una
política negociadora conservadora y pactista. Por poner algún ejemplo,
el apoyo técnico a la acción directa de la CNT se puede concretar en
medir y amplificar el impacto socioeconómico de un conflicto laboral con
boicot o huelga, anticipándose a las múltiples -muchas veces ilegales-
estrategias empresariales para minimizarla y debilitar a los
trabajadores, tarea ésta de los economistas y asesores empresariales.
Otro ejemplo es, en el actual contexto de reestructuraciones, empresas y
administraciones en crisis, apoyar la implementación de una política
sindical de lucha total contra los despidos y recortes. En este campo es
precisamente donde la CNT tiene uno de sus mejores activos. La CNT por
sus acuerdos y praxis tiene la capacidad de establecer esa
imprescindible conexión entre reivindicación y autogestión. Se trata de
plantear las negociaciones sobre el empeoramiento de las condiciones de
trabajo o despidos masivos, en términos amplios de viabilidad económica
-también social-, control obrero-sindical para los servicios públicos, y
si hace falta de expropiación o recuperación de empresas con
cooperativización autogestionada (“si no nos podemos emplear todos/as ya
nos repartiremos nosotros/as el trabajo”). Esto supone que la patronal y
el Estado ya se pueden ir preparando porqué vamos a por ellos y sus
privilegios, a por los medios de producción, distribución y bienestar
colectivo.
Como
he dicho en la anterior pregunta, considero que es un privilegio poder
desarrollar un trabajo acorde con las ideas y objetivos que defendemos,
en una profesión caracterizada -con excepciones- por la lógica
mercenaria de apoyar la gestión de la patronal y el poder capitalista.
Esto no solamente lo digo yo, un “radical”, sino por ejemplo
recientemente Juan Francisco Martín Seco en un muy buen libro sobre la
sociología de la profesión. Una perspectiva de lucha de clases y contra
toda autoridad también debe ser una característica profesional en
nuestro ámbito. Esta “manera diferente de entender las relaciones
económicas y laborales” no la enseñan en las facultades.
C-
Hay muchas corrientes económicas (marxismo, keynesianismo, monetarismo,
etc.), ¿con cual te identificarías tú? ¿Cuáles deberían ser los
principales referentes teóricos para un libertario, en el mundo de la
economía?
Ll-
De entrada yo diferenciaría entre aquellas corrientes que se han basado
en analizar el capitalismo y en implementar mecanismos para
gestionarlo, de aquellas otras, entre las que se encuentra el anarquismo
y toda su tradición autogestionaria, que han tratado fundamentalmente
de buscar una alternativa al capitalismo ya fuera este principalmente
privado (liberal), mixto (socialdemocrata) o de Estado (comunista). Las
principales corrientes que analizan la economía capitalista tienen pues
una doble faceta de comprender como funciona el sistema para poder
intervenir en él, a la vez que tratan de legitirmarlo -neoclásicos,
monetaristas, keynesianos, institucionalistas, etc-. La excepción sería
el marxismo, que al igual que el anarquismo hacen una crítica mordaz al
sistema capitalista y pretenden sustituirlo con menos o más éxito. Creo
que es interesante plantearse utilizar esta caja de herramientas con
multiples enfoques para analizar el sistema en el que vivimos -como
funciona, como se gestiona de forma que podamos buscar las vías de
transformación con las herramientas analíticas que consideremos mejores.
Dicho
todo esto, que me parecía necesario para contextualizar la respuesta,
por eliminación creo que los enfoques ortodoxos convencionales, como el
neoclasico, monetarista y variantes (neokeynesiano, etc), no sirven en
general ni tan solo para entender como funciona el sistema capitalista,
sirviendo más como arma de reproducción ideológica y política de la
patronal y el poder, que como herramienta de análisis. Para entendernos,
estos són los enfoques que abundan en las universidades y medios de
comunicación, que culpabilizan a la víctima de su situación, como con el
paro y los parados, etc. Por otra parte las corrientes heterodoxas y de
economía política, entre ellas el postkeynesianismo, institucionalismo,
feminismo, ecologismo, marxismo, regulacionismo o la economía política
radical y anarquista, si que suministran herramientas de análisis útiles
de la realidad económica. Unas corrientes por ser útiles y funcionales
-aunque no lo reconozcan- a los gestores de política socioeconómica
capitalista, y otras por ir a la raíz de los análisis y de los impactos
que tiene sobre las poblaciones el sistema capitalista.
Creo
que los libertarios debemos tratar de entender el mundo en el que
vivimos realizando un análisis realista a la vez que radical del
funcionamiento social y económico, por lo tanto pienso que lo importante
es ser capaces de identificar qué corrientes nos permiten entender
mejor la sociedad en la qué vivimos, contrastando dichas corrientes en
la dinámica de las sociedades capitalistas reales. Tenemos que ser
conscientes que dichas corrientes han podido desarrollar alguna de las
facetas o temas de análisis mejor que otras -por ejemplo las finanzas o
el feminismo- y pueden llegar a ser complementarias hoy por hoy. Sin
embargo también tenemos que ser conscientes que algunos buenos análisis
llevan implícitas tradiciones intelectuales y políticas que acaban
conformando dicho enfoque y dirigiendo sus conclusiones. Es necesario
pues contextualizar y discernir un aspecto del otro.
Particularmente,
desde que empecé la licenciatura de economía traté de buscar referentes
con perspectiva crítica con el sistema y que plantearan alternativas
libertarias. Es conocido que el anarquismo ha desarrollado más
propuestas de sociedades alternativas que un análisis del propio
capitalismo, aunque ha hecho aportaciones importantes. De la faceta del
análisis anticapitalista se ha encargado por tradición el marxismo, sin
embargo como he dicho, otras corrientes tienen su interés para entender
la dinámica capitalista. Asimismo a partir de los años de 1960 y 1970,
hay un acercamiento por parte de corrientes económicas neomarxistas a
los análisis anarquistas del poder, el papel del Estado en el
capitalismo y el cuestionamiento de la burocracia Estatal y explotación
soviética como alternativa, asi como una apuesta por la democracia
económica y la socialización autogestionaria. Entre estas corrientes
analíticas del capitalismo, se encuentran los enfoques regulacionistas
europeos y la economía política radical de Estados Unidos, que en
cualquier caso no representan corpus téorico-empíricos cerrados y
estancos. Decía un historiador del pensamiento económico en 1970, Martín
Bronfenbrenner, que “hay casi tantos partidarios de Kropotkin como de
Marx en la Nueva Izquierda”, de la misma forma que el economista radical
Michael Zweig se preguntaba “¿cuales son las implicaciones de la
acertada observación de Proudhon de que la propiedad es un robo?”.
Precisamente una de las virtudes que tienen estos enfoques es que abren
el análisis de las estructuras y funcionamiento económico a su
contextualización con las relaciones de propiedad y poder, las
estructuras sociales, político-estatales y de relaciones laborales que
caracterizan las sociedades capitalistas, sus procesos de acumulación de
capital, distribución de la renta, pobreza, etc. De la misma forma, al
menos los radicales, tratan de insertar en sus análisis todas las
expresiones de discriminación del sistema por razón de origen o sexo,
como también los problemas que éste genera en términos ecológicos e
imperialistas. Así pues, aparte de los trabajos que van desarrollando
los economistas adscritos a las escuelas regulacionistas, considero que
los de la economía política radical y anarquista -por supuesto- son hoy
en día los enfoques más potentes para entender el funcionamiento
económico y social actual.
C- ¿Cómo caracterizarías la situación de la clase trabajadora en la actualidad?
Ll-
En el Estado español, sobretodo, tenemos una situación difícil. A la
segmentación y división laboral estructural que caracteriza las
economías capitalistas, hay que añadirle el contexto de crisis económica
que se está utilizando para debilitar aun más el poder laboral y
social. Más en general, creo que estamos viviendo en el último año y
medio una batalla importante dentro de la guerra de clases, reabierta
una vez roto el pacto social impuesto entre capital y trabajo -la pax
keynesiana- con el ascenso del neoliberalismo. La patronal y los
gobiernos -español, europeo- están utilizando todas sus armas, con una
violencia estructural sin precedentes y personificada contra las clases
trabajadoras y los más débiles de la sociedad. Nadie puede negar la
agresividad y violencia implícita al ejercicio del poder empresarial y
político que ampara la legislación del Estado. Esto es así tanto en un
despido que supone paro y riesgo de pobreza para que las empresas tengan
más beneficios, en el recorte de subsidios de desempleo o pensiones
pagadas previamente por los asalariados, o en que los bancos nos quiten
las viviendas mientras por otra parte reciben el apoyo financiero del
Estado y los políticos continuan impunes de sus actuaciones corruptas y
de robo de recursos públicos. Ante esta agresión y violencia no está
habiendo una respuesta al mismo nivel, y ello provoca que no retrocedan
en sus pretensiones.
Hoy no se responde como se debería porque, sin
animo de ser exhaustivos, varios factores han influido para ello. Entre
ellos los cambios en las estucturas económicas y productivas, la
segmentación laboral, las sucesivas crisis económicas y el paro masivo
como herramienta de disciplina. También la consecución de un minimo
bienestar en los ultimos 20 años sin una lucha por incrementar el
control social y superar los Estados de bienestar, ha favorecido el
avance, legitimación y colonización del capital en todos los sentidos,
ha provocado cambios en las pautas de consumo y en las actitudes cada
vez más individualistas de la población con una tendencia a la
fragmentación social. Gran parte de la población se ha creído “clase
media” y ahora con la crisis se están dando cuenta, al ser objetivo de
los ajustes, de lo que significa ser trabajadores y trabajadoras.
Asimismo, también influye el aislamiento y la represión contra el
sindicalismo revolucionario y las corrientes combativas en las centrales
mayoritarias, asi como en paralelo la burocratización del sindicalismo
oficial siendo favorecida por el Estado una política sindical de pacto
en vez reivindicación o combate y no digamos ya, de transformación
social. La combinación de las viejas tácticas de integración en el
sistema con prebendas variadas y represión al disidente, han dado sus
frutos al poder.
Asimismo
debemos ser muy autocríticos pues la debilidad del anarquismo también
ha influido. Ello se explica por un lado debido a la propia debilidad
interna a la hora de estructurarse organizativa y programáticamente -sin
capacidad de incidencia social real-, y por otra a la represión del
Estado, al ganar éste el pulso insurreccional y de combate contra las
grandes reestructuraciones del capital ya en los años 80. Dicha
debilidad y la no existencia de referentes ha supuesto allanar el camino
a la integración en la vida cotidiana de una gestión política y
sindical estructuralmente corrupta.
Aun
siendo una situación difícil, la clase trabajadora tiene mucha fuerza.
Los trabajadores y trabajadoras unidos tenemos más poder del que nos
quieren hacer ver. Esto se demuestra en la gestión de muchos conflictos
laborales y sociales donde todos los aparatos político-estatales,
patronales, mediáticos o sindicales del sistema, se unen para minimizar
el impacto de huelgas y revueltas. Realmente tienen miedo a que cunda el
ejemplo y a que se desborde el poder laboral que existe de parar la
economía, provocar daños a sus fortunas y privilegios o sencillamente
quitarlos de en medio para la gestión económica y social. También el
anarquismo se está reorganizando, tanto en su faceta sindical, como
cultural e investigadora y a nivel social, lo que no deja de ser una
oportunidad para consolidar los avances. Es imprescindible ir creando
referentes organizativos y de lucha para enfrentarse a la crisis y los
recortes.
C-
¿Cuáles crees que deberían ser las reivindicaciones básicas a defender
desde la ciudadanía y la clase trabajadora ante el desarrollo de la
crisis?
Ll-
De entrada como clase trabajadora es necesario oponerse frontalmente
vía sindicatos a los despidos y al empeoramiento de las condiciones
laborales, asi como intentar promover medidas para crear empleo o
repartirlo dentro de las empresas y administraciones. También creando
cooperativas e impulsando el actual movimiento cooperativo hacia un
cariz revolucionario. Solamente por esa vía se puede frenar y darle la
vuelta a la ofensiva capitalista. La cultura del pacto y concesión ha
hecho mucho daño al movimiento sindical, pues al buscar las ejecutivas
de los sindicatos oficiales el reconocimiento institucional han ido
perdiendo el reconocimiento de los trabajadores y trabajadoras: hoy són
vistos como herramientas de reproducción del sistema y eso es un
suicidio para el sindicalismo. Sin excluir la posibilidad de llegar a
acuerdos que nos beneficien, es imprescindible que una parte importante
de la carga de los ajustes lo asuman la patronal y los gestores
políticos. Mecanismos para ello tenemos y la presión social es necesaria
y debe ir en aumento.
Como
trabajadoras que también somos ciudadanas, es imprescindible defender
los servicios públicos y la protección social como subsidios de
desempleo, pensiones o sanidad, asi como la vivienda de quienes van a
ser desahuciados. El Estado y la patronal nos expropia con los recortes
sociales puesto que tanto las pensiones, los subsidios de desempleo,
como la sanidad, la educación o el transporte público, están financiados
vía nuestras cotizaciones e impuestos. También financiamos el
incremento de nuestra represión con más policía y cárceles -algo que
efectivamente se debería de recortar-. Asimismo se pagan altos intereses
por la deuda pública a los bancos y se ayuda de nuevo a los bancos con
inyecciones de capital cuando también nos expropian las viviendas a
precios irrisorios dejándonos además como deudores de por vida. La
transferencia de rentas que aplica directa o indirectamente el Estado
capitalista, desde siempre, no es hacia la redistribución social, sino
hacia la expropiación a las clases trabajadoras y hacia el refuerzo
estructural de todo ello con la represión. La denuncia y enfrentamiento
de estas cuestiones se puede articular a nivel social, en los barrios y
ciudades. Cabe la posibilidad de caminar hacia la creación de comités
paritarios barriales-sindicales para a la vez que se lucha contra los
recortes incrementar el control obrero-sindical y social de los
servicios públicos. Solamente con la participación directa, sin confiar
en los partidos políticos, es garantía de que se ejerza una oposición y
búsqueda de alternativas a la crisis en estos campos. Como anarquistas
debemos promover alternativas cooperativas y autogestionarias que nos
sirvan de referentes de gestión para un cambio social.
C- ¿Qué opinión te merecen las tesis keynesianas y progresistas como las de Juan Torres, Vicenç Navarro y ATTAC?
Ll-
Decir de entrada, que me merecen el respeto y reconocimiento por su
rigor analítico y concreción propositiva. Creo que los anarquistas y
anarcosindicalistas deberíamos ponernos cuanto antes a ese nivel de
rigor y concreción con nuestros análisis y propuestas si queremos ser
tomados en consideración por una mayoría de la población y por lo tanto
queremos influir con nuestras propuestas. Podemos estar de acuerdo en
algunos puntos en el corto plazo, como que no hay una sola forma de
enfrentar la crisis, que se debe evitar que se castigue a la clase
trabajadora resultando impune la gestión de los empresarios y banqueros,
etc. Dicho esto, evidentemente tengo mis objecciones estructurales al
keynesianismo y sus propuestas, no porqué esté en contra, en el corto
plazo, de una mejor redistribución de riqueza y recursos entre la
población o la consolidación de unos servicios públicos de calidad, sino
porqué difiero en cuanto al recorrido y profundidad que deben tomar las
medidas y su factibilidad en el contexto actual, también sobre los
agentes que deben llevarlo a cabo y las finalidades intrinsecas de estos
agentes.
El
keynesianismo es insuficiente y contraproducente por algunas cuestiones
fundamentales: la primera es la perpetuación de la sociedad capitalista
de clases, pues no cuestiona la propiedad privada de los medios de
producción ni las desigualdades inherentes a ella. Es, entre otras
cosas, una herramienta de gestión de la política macroeconómica y social
del capitalismo y para los capitalistas en una fase histórica
determinada. La segunda por utilizar como principal agente el Estado,
entendido como las actuales estructuras administrativas
antidemocráticas, lo que significa en este caso una de las principales
herramientas de facilitación de acumulación de la patronal, reproducción
socioeconómica y legitimación ante la población, despojando a la clase
trabajadora de la posibilidad de gestión económica y social por medio de
organismos democráticos. El Estado es asimismo un instrumento de
consolidación del expolio a la clase trabajadora, del despilfarro y del
gasto improductivo desde una perspectiva social por la vía de la
represión y el militarismo. Esto se evidencia porqué, tal como defienden
algunos autores, ha habido un “cambio de paradigma de política” sin
ruptura con el anterior modelo, entre la socialdemocracia y el
neoliberalismo, esto ha sido asi en tanto se han sostenido las bases
capitalistas y de poder fundamentales entre un modelo y otro: la
diferencia entre la gestión socialdemócrata y neoliberal del Estado en
el campo de la economía se encuentra en el grado de expolio a la clase
trabajadora. Si el Estado socialdemócrata redistribuye principalmente
entre la propia clase trabajadora, aun expoliando por varias vías, con
el Estado neoliberal el grado de expolio de las rentas salariales y
explotación de los asalariados es mucho mayor para beneficio de la
patronal, tal como ha evidenciado el propio Vicenç Navarro y otros
autores: con la disminución de los impuestos a los empresarios y ricos,
los incrementos del déficit y la deuda pública, se procede al pago de
intereses a quienes pueden comprar esa deuda -los mismos empresarios y
ricos- con los incrementos de impuestos a los trabajadores y
trabajadoras. La tercera cuestión se refiere a la insostenibilidad
ecológica de mantener una politica económica capitalista que significa
la contínua expansión de la producción y el consumo para no estar en
crisis. Ni tan solo el llamado “keynesianismo verde” puede compensar la
vorágine del sistema en el marco ecológico actual, aun siendo mucho más
racional dedicar recursos -que pueden ser administrados socialmente- a
aquellas actividades que ayuden a internalizar el impacto ecológico de
la producción y el consumo. La cuarta cuestión se refiere a la
imposibilidad de sostener un capitalismo keynesiano nacional con altos
niveles de producción y consumo sin un impacto negativo con los países
subdesarrollados y por tanto sin un alto grado de apoyo al imperialismo
económico con el que no puedo estar más en contra.
Dicho
todo esto, plantear hoy una alternativa al capitalismo keynesiano o
neoliberal, pasa por dar el salto a un control obrero y social de la
economía para reorganizarla en función de las necesidades de una mayoría
de la población. Creo que es necesario insertarse en el debate de los
sistemas económicos comparados y es el momento de promover una vía
autogestionaria y federalista de gestión socioeconómica, de la que se
desgajen propuestas progresivas para potenciarla y llegar a esa
finalidad. Creo fundamental diferenciar una perspectiva progresista que
no asume un cambio real del statu quo, de una progresiva, que aspira a
la revolución.
C- ¿Cuál crees que es la motivación para el desmantelamiento actual de los servicios públicos?
Ll-
La motivación está clara. Se trata de traspasar a las patronales
sectoriales el negocio de la sanidad y la educación, asi como a las
finanzas y la banca las pensiones. La vía para hacerlo es el recorte del
gasto social que implica una degradación del servicio o pensiones que
estamos pagando todos, para que quienes puedan pagarse los servicios
privados engorden los beneficios de esas patronales. En este proceso hay
un triple expolio: por un lado al recortar un gasto en estas facetas
que provienen de rentas salariales y no en otras que sostienen la
riqueza de las patronales, por otro al degradarnos posteriormente el
propio servicio público y por ultimo al abrir vías de negocio forzando
que se traspasen rentas laborales a manos privadas. Para el caso de las
pensiones es más sangrante y violento si cabe, puesto que se justifica
la reducción del gasto de una partida que no se financia con impuestos
generales sino por cotizaciones de los trabajadores y trabajadoras,
debido al incremento del déficit público y la generación de deuda para
financiarlo. Como es necesario pagar la deuda publica a la banca, lo que
se hace es recortar las pensiones para reducir el gasto, asegurando las
posibilidades de pago en los plazos establecidos, a la vez que abriendo
un negocio para la propia banca con las pensiones privadas.
C- ¿No crees que defender los servicios públicos es, en definitiva, defender el poder estatal, con todo lo que ello conlleva?
Ll-
Tal como planteo en preguntas anteriores, el Estado tiene una faceta de
legitimación ante la población que se sustenta en la provisión de
servicios públicos como sanidad, educación y pensiones. Por otro lado
estos servicios públicos están financiados fundamentalmente por las
clases trabajadoras, por lo que cualquier recorte supone un expolio a
estas clases trabajadoras, dicho de otra forma, nos pertenecen y por lo
tanto nos debería pertenecer su gestión. Asi pues creo que defender los
servicios públicos es como defender que no te bajen el salario para que
se beneficie la empresa o que no te quiten la vivienda para que se
beneficie la banca, pues no deja de ser un salario indirecto pagado por
la provisión de un servicio que te estan quitando. Asimismo entiendo que
esta defensa no debe quedarse en tratar de evitar una disminución del
gasto social, sino también en plantear un mayor control obrero-sindical y
barrial de estos servicios públicos, como camino hacia la autogestión,
asi como en paralelo ir estableciendo modelos alternativos gestionados
integramente por nosotros. Defender los servicios públicos en estos
términos, no es defender el poder estatal sino visualizar y evidenciar
que por un lado el Estado ha perdido la legitimidad de encargarse de la
protección social pues la pone al servicio del capital, y por otro lado
supone poner alternativas para una mejor gestión de estos servicios
públicos.
C- ¿Hacia dónde crees que va esto de la crisis? ¿Hay salida y, en todo caso, cual sería?
Ll-
La salida técnica de la crisis, que se recupere el crecimiento
económico, está lejos, entre otros motivos por las politicas
neoliberales de ajuste que cada vez són más omnipresentes gracias a la
Unión Europea, agente capitalista neoliberal por excelencia. Esta
gestión por parte de los Estados y la Unión Europea es la mejor si lo
que se busca realmente es prolongar la coyuntura adecuada para
justificar la eliminación de los derechos laborales, privatizar todo
aquello susceptible de negocio e intentar destruir la solidaridad social
por medio de una segmentación social brutal con paro, pobreza y
exclusión por un lado, asi como por extrema riqueza por otro. Dicho de
otro modo, es la mejor opción de los poderosos para intentar debilitar a
las clases trabajadoras y el poder de los sindicatos con el
sostenimiento del paro masivo, y con ello incrementar los beneficios de
los empresarios ya sea con la reducción salarial y empeoramiento de
condiciones laborales, ya sea con la privatización.
Con estas perspectivas tenemos que empezar a buscar una salida social
de la crisis, enfrentandonos al empeoramiento de condiciones laborales y
a los recortes, asi como promoviendo alternativas autogestionarias en
los niveles locales por el momento, dentro de una estrategia de
desarrollo económico local y autogestionario.
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