Mostrando entradas con la etiqueta Regulación y Estructuras Sociales de Acumulación. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Regulación y Estructuras Sociales de Acumulación. Mostrar todas las entradas

sábado, 18 de abril de 2015

[Manifiesto] Salir del Euro II: LA CRISIS SIGUE , LOS DESTROZOS SE AGRAVAN , EL SUFRIMIENTO SE ACUMULA


Hace dos años, cuando pasábamos por los momentos más crudos de la crisis económica, varios miles de personas, de muy diversa significación, firmaron un documento cuyo título, “Por la recuperación de la soberanía económica, monetaria y ciudadana”, y su consigna, “Salir del euro”, eran concluyentes respecto a la solución que nuestro pueblo necesita.

Ahora es necesario dirigirse de nuevo a la sociedad española y a sus fuerzas políticas y sociales para insistir y ratificar la necesidad imperiosa de revisar los vínculos de nuestro país con la Unión Europea y los tratados que la conforman. Queremos impulsar iniciativas de debate y acción que lo faciliten.

Stop a la integración europea

Europa está sumida en una paralización sin precedentes desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Como entidad política la UE ha dejado de ser una fuerza relevante y cada día tiene un papel más subordinado a los designios imperialistas de USA, como lo ponen de manifiesto los conflictos y guerras en los países árabes relacionados con su rediseño del Oriente Medio, y también en el corazón de Europa, con Ucrania convertida en un foco de enfrentamiento que encierra graves peligros bélicos y un nuevo desgarra- miento del Continente.

El irracional proyecto de la unión monetaria y sus consecuencias han puesto en crisis la integración europea. Desequilibrios económicos insostenibles entre los países y una montaña enorme de deuda que atrapa a países, estados, sistema financiero, empre- sas y familias son el motivo de esta crisis.

El endeudamiento general ha construido un entramado tupido de relaciones financieras, sobrecargado de focos explosivos y con canales de conexión extraordinariamente fluidos derivados de la desregulación y la globalización financiera. Su única seguridad depende del BCE, que sólo inyectando liquidez puede detener los peligros recurrentes de otras crisis financieras, al precio de alimentar el volumen de deuda que so- porta el sistema.

De hecho, el BCE ha tenido que dar la espalda a su ortodoxia y objetivos institu- cionales para impedir explosiones incontrolables, como han sido los rescates para algunos países, la medidas y mecanismos para aportar liquidez y la posibilidad reciente de que la deuda soberana pueda financiarse a través de sus préstamos, bien es verdad que con restricciones y singularizada por países. El BCE, a pesar de las facilidades con las que opera ahora, no puede equipararse de ningún modo con la Reserva Fede- ral de los Estados Unidos o el Banco de Inglaterra, debido a la contradicción entre la unidad monetaria y la compartimentación fiscal por países.

La integración económica está cada vez más lejos debido a que la crisis levanta tensiones y conflictos entre todos los países y divisiones manifiestas en todos los gobiernos, actuando cada uno de ellos de acuerdo con sus intereses propios.

La desolación recorre nuestras sociedades. Algunos países del Sur están destrozados, en quiebra financiera, desgarrados por las desigualdades, corroídos los estados de bienestar y hundidas partes inmensas de su población en la exclusión y la miseria. Nada que sea nuevo y que no conozcamos. La alternativa de los países más atrasados y desfavorecidos de la unión monetaria era desde hace tiempo recuperar la soberanía económica, incluida la moneda.

domingo, 20 de mayo de 2012

La teoría de las estructuras sociales de acumulación

Traigo al blog un artículo de Alberto Garzón sobre el enfoque que tiene la Economía Política Radical de los marcos institucionales que fomentan la acumulación de capital y el crecimiento económico en el sistema capitalista.

La teoría de las estructuras sociales de acumulación

Una de las principales aportaciones de los teóricos de la llamada “Escuela Política Radical”, surgida en los años sesenta en Estados Unidos de la mano de autores como D.  Gordon, M.  Reich, T. Weisskopf, R. Edwards y S. Bowles, fue la noción de ‘Estructura Social de Acumulación”. Con ella se pretendía describir los requisitos institucionales que satisfacen en cada momento histórico el proceso de acumulación de capital, punto central del análisis radical.

Esta teoría proporciona elementos de análisis muy interesantes a la hora de estudiar la crisis económica y la dinámica capitalista. Por esta razón traigo al blog algunos puntos fundamentales de dicha explicación, a fin de que el lector interesado pueda tener una idea general del discurso radical y surja la curiosidad para adentrarse en los textos originales (desgraciadamente todos en inglés, pues la penetración de la teoría radical en España es extremadamente reducida).

La reconceptualización de la Estructura Social de Acumulación

Para los teóricos de la ESA las instituciones animan la inversión capitalista y el crecimiento económico, pero eventualmente cesan su contribución al crecimiento económico: o bien el crecimiento desestabiliza las instituciones o bien las instituciones crean barreras para el crecimiento. En ese momento deviene una crisis, entendida como un período de inestabilidad que requiere la reconstrucción institucional para renovar el crecimiento y la estabilidad (Wolfson, 2006).

Los teóricos originales de la ESA determinaron que las instituciones eran necesarias para apoyar el circuito del capital, pero posteriormente afirmaron directamente que la ESA afectaba a la tasa de acumulación (Kotz, 2006). Este último aspecto ha sido desde hace algunos años, sin embargo, motivo de crítica por parte de los economistas radicales, precisamente porque se considera que no hay evidencia para afirmar que el objetivo central que guía la construcción de una estructura institucional sea la tasa de acumulación (Kotz, 2006).

Las nuevas reinterpretaciones teóricas afirman que, en efecto, la promoción de una rápida acumulación en el sistema no es el núcleo de los intereses de los individuos capitalistas, sino que por el contrario sí lo es la expectativa de ser capaz de participar en el circuito del capital y dentro de él de apropiarse de la máxima cantidad de excedente posible, en relación al capital invertido, lo que conduce al capital (Wolfson y Kotz, 2010; Kotz, 2006)

Para los nuevos teóricos de las ESA no hay una tasa de acumulación mínima, y los excedentes pueden tener otros usos además de la acumulación. La alternativa a reinvertir el excedente (algo que dependerá del cálculo de la tasa de beneficio esperada así como de si dicha tasa es aceptablemente alta) es la inversión financiera. Se puede invertir en la esfera financiera esperando condiciones más favorables en el ámbito de la inversión real. Por eso los capitalistas pueden mantener altas tasas de rendimientos (a través de operaciones financieras y especulativas) sin que se invierta en lo productivo y sin que se vean impulsados a cambiar la estructura institucional (Kotz, 2006).

En definitiva, los nuevos teóricos de la ESA consideran que cada ESA apoya al circuito del capital pero puede o no llevar a una rápida acumulación de capital, de tal forma que la relación entre la ESA y el rápido crecimiento económico debe ser abandonada, apostando en su lugar por comprender la ESA como las estructuras institucionales que estabilizan temporalmente las contradicciones del capitalismo, que son las que existen entre capital y trabajo, entre capital y capital, entre trabajo y trabajo en la dimensión internacional (Wolfson y Kotz, 2010; Kotz, 2006).

sábado, 5 de junio de 2010

Escenarios post-crisis según David M. Kotz

Recupero a continuación la entrada publicada por Alberto Garzón sobre los posibles escenarios post-crisis según un economista adscrito a la corriente radical (David M. Kotz). La entrada resume un artículo del autor donde hace referencia, desde una optica prospectiva, a los tres posibles escenarios de salida de la crisis para Estados Unidos. El interés del mismo, además de lo dicho, radica en que este autor y los de la corriente a la que está adscrito, són los que de forma más interesante interpretan la evolución económica de Estados Unidos. Ese país es referencia de la economía mundial de forma pasiva -como modelo de crecimiento y política económica neoliberal- o de forma activa, por su papel imperialista y de notable influencia en la economía mundial. Reproduzco el artículo de Alberto Garzón y a continuación la parte correspondiente al texto en inglés de David M. Kotz.

- - -

David M. Kotz es un economista adscrito a lo que aquí llamaríamos la Economía Política Radical (en realidad Radical Political Economics), y que utiliza un análisis de la economía mundial parecido al de los regulacionistas franceses (R. Boyer, M. Aglietta, etc.). Dado que el otro día yo hablaba del “supuesto fin del neoliberalismo“, aprovecho para recuperar algunas reflexiones que hizo Kotz en un paper de 2008 en el que analizaba la actual crisis.

Para Kotz la crisis es sistémica y revela que las posibilidades del neoliberalismo para mantenerse más tiempo son muy escasas. En su opinión esto sólo podría suceder si otra nueva burbuja especulativa, aún más grande que las que ha vivido continuamente la economía mundial desde los años setenta, es capaz de posibilitar un nuevo período de expansión que, por otra parte, más temprano que tarde finalizaría abruptadamente con otra crisis de aún mayor envergadura.

La historia habría demostrado, un poco en la línea de “doble movimiento” de K. Polanyi, que los períodos de libre-mercado suceden a los de regulación, y viceversa. Por lo tanto, para los próximos años es de esperar un refortalecimiento de la regulación estatal, aunque sin que esté claro de antemano ante qué tipo de regulación nos encontraríamos. El sentido de esa regulación sólo lo puede determinar la relación de fuerzas entre los diferentes grupos y clases que componen la economía. Así las cosas, para Kotz hay tres escenarios post-crisis posibles.

El primero es una forma de capitalismo corporativista. Debido a la debilidad de los movimientos populares, tras treinta años de neoliberalismo, serían las grandes empresas las que regularían la economía a través del Estado. Esta forma de regulación tendría tres características fundamentales. La primera, una regulación del sector financiero que permitiese reiniciar el período de acumulación en el sector productivo y que asegurara su propia estabilidad. La segunda, un mantenimiento de la relación neoliberal de capital-trabajo, es decir, el mantenimiento del dominio del capital y la debilidad de los salarios. La tercera, necesaria para que la anterior característica no condujera a un problema de insuficiencia de demanda, sería un programa de inversiones estatales de larga duración (vinculado a infraestructuras, desarrollo tecnológico y comunicación en su versión más “progresista” y vinculado al gasto militar y de seguridad nacional en le caso de su versión más reaccionaria).

El segundo escenario es un nuevo compromiso sociodemocrático entre capital y trabajo. Esto requeriría redefinir la relación capital-trabajo hacia un mayor equilibro, lo que significaría un incremento de los salarios que siguiera al ritmo de la productividad. Además, tendría que estar acompañado de un refortalecimiento de los sindicatos, la complacencia de las grandes empresas para permitir este ascenso del poder de los trabajadores y una reducción en la intensidad de la competencia nacional e internacional que redujera la presión a la baja sobre los salarios. Complementariamente, el sector financiero tendría que ser igualmente regulado.

El tercer escenario es el del reemplazo del capitalismo por el socialismo. La incapacidad del capitalismo para satisfacer las necesidades de la gente al respecto de una vida decente (acceso a bienes y servicios, trabajo digno, seguridad económica y una economía sostenible medioambientalmente), y la lucha que mantendrían las personas por luchar contra la amenaza de perder sus casas, la desaparición de sus niveles de vida previos y la amenaza medioambiental podría llevar a un renacimiento del movimiento socialista en los próximos años. Se abriría la posibilidad de finalizar la era capitalista.

Cabe destacar finalmente que para Kotz, la fuerza de los movimientos radicales populares es crucial para determinar el destino de la sociedad. Como venimos diciendo también en este blog, esa fuerza se traduce en una mayor presión sobre las grandes empresas para ceder a un compromiso social de naturaleza más progresista. Para Kotz, esa ha sido la clave que explica la “era progresista” estadounidense de 1900-1916 y el período del “New Deal” en los años treinta. En su opinión se está a tiempo de conseguir una respuesta en este sentido precisamente porque la reestructuración de la economía tarda varios años y aunque la iniciativa la tome el capital hay tiempo suficiente para revertir esa tendencia.

- - -

Del artículo The Financial and Economic Crisis of 2008: A Systemic Crisis of Neoliberal Capitalism

  1. Possible Directions of Restructuring

History suggests that the US economy, and also the global economy, will undergo restructuring in the coming period. History also suggests that the next economic structure will involve a significant expansion of the state role in the economy. However, history cannot tell us what kind of state regulated economic system will arise. The outcome will depend on political struggles among various groups and classes. One can identify three possible types of state regulated system that might arise in the US in the coming years.

The first is a corporatist form of capitalism. At present the main actors maneuvering to control the direction of economic restructuring appear to be the big banks and nonfinancial corporations. Popular movements are relatively weak at this time in the US, following nearly 30 years of neoliberalism. If popular movements remain weak and are not able to have a significant impact on the process of restructuring, then big business will determine the course of restructuring.

It seems likely that, in that case, a corporatist form of capitalism would emerge. By this is meant a form of capitalism in which big business regulates the economy through the state, in ways that will restore the stability and profitability of capitalism and permit accumulation to resume over a long period of time.

A corporatist form of capitalism in the U.S. might have the following main features. First, the financial system would become subject to regulation by the state to ensure its stability and the resumption of its necessary functions in support of the real sector. The exact nature of a new financial structure would depend on the relative strength of financial and real sector capital. Second, the institutions directly affecting the capital-labor relation would remain similar to those of neoliberalism, to assure a high rate of profit. Capital would remain fully dominant over labor. To resolve the aggregate demand problem arising from repressed wage growth, the third feature would be a large, long-lasting program of state investment in areas that would promote profit-making. A more "progressive" version would emphasize state infrastructure investment in transportation, communication, power, and technological development. A more "reactionary" version would emphasize military and national security spending. Some combination of the two would also be possible.

Such a corporatist restructuring could provide a coherent new SSA. Low wages would assure a high profit share. A regulated financial system would assure financial stability and provide credit to the real sector. The state would solve the aggregate demand problem, resulting from rapidly rising profit and stagnating wages, through expanding state spending.

Such a form of restructuring would not be favorable for working people. History suggests that a form of capitalism more favorable to the working class emerges only in the face of a militant and radical popular movement, which forces big business to compromise. Such popular movements played a key role in the Progressive Era, and in the creation of the state regulated postwar system whose roots were in the New Deal period starting in the mid 1930s. While a new liberal form of capitalism can be built relatively rapidly, constructing a new state regulated form of capitalism takes some time. Even if capital initially dominates the process, it takes many years for the various segments of capital to reach agreement and to design a coherent program for the state to effectively both regulate and stimulate the economy. If the economic crisis is as severe as most expect, this may lead to the emergence of strong popular movements, which would affect the direction of economic restructuring.

If strong popular movements emerge, that might lead to a second type of state regulated capitalism involving a new social democratic compromise between capital on the one hand and labor and other popular constituencies on the other. This would require changes in the institutions that affect the capital-labor relation so as to enable workers to increase their wages in step with productivity growth. At the minimum, this would require a stronger trade union movement, a willingness on the part of big business to bargain with labor, and a shift in the form of intercapitalist competition to hold off the severe downward pressure on wages that results from unrestrained competition, as well as changes in institutions at the global level. Under those conditions, a relatively balanced growth of aggregate demand becomes possible. Expanding state spending would also play a role, involving social spending and environmental spending, as well as infrastructure investment. As in the corporatist version, the financial sector would be closely regulated.

The third possibility would be the replacement of capitalism with socialism. For nearly 30 years neoliberal capitalism has worsened conditions for the majority in the US and around the world.

Now the severe financial and economic crisis is showing capitalism at its worst, as the profit motive completely fails to meet people's needs for a decent living standard including both private and public goods and services, meaningful work, economic security, and an economy that is environmentally sustainable. As people struggle against the threatened loss of their homes, unemployment and the associated loss of health insurance, the disappearance of much of their life savings, and the growing threat of global climate change, the arguments for a socialist alternative can potentially ring true for millions of people. The socialist movement may be reborn in the years ahead, opening the possibility of finally ending the capitalist era.

viernes, 8 de septiembre de 2006

El mercado de trabajo en la economía política radical. Mariano Féliz

Traigo al blog un capítulo de libro de Mariano Féliz editado en el libro "Teorías económicas sobre el mercado de trabajo I. Marxistas y keynesianos."



El mercado de trabajo en la economía política radical. Mariano Féliz
1. Introducción
2. La estructura pública de la empresa
3. La organización del trabajo y la elección de las técnicas
4. Formación de preferencias
5. Segmentación de los mercados de trabajo
6. Estructura social de acumulación
7. Políticas públicas
8. Síntesis
Referencias bibliográficas