lunes, 28 de abril de 2014

[MANIFIESTO] Cambiar la política económica para recuperar Europa. La propuesta de Economistas Frente a la Crisis

Me hago eco del manifiesto elaborado por el colectivo de Economistas Frente a la Crisis. Si bien algunas cuestiones pueden ser y són discutibles, como la orientación europeísta de las propuestas o la falta de profundidad para avanzar hacia un verdadero cambio social al adoptar una orientación de gestión capitalista-keynesiana, el contenido del mismo puede servir cómo esbozo para tomar posiciones respecto a cada una de las cuestiones planteadas.

Se puede leer el manifiesto aqui y a continuación:

Cambiar la política económica para recuperar Europa


En su manifiesto fundacional, Economistas Frente a la Crisis aseguraba que el Estado del Bienestar es la propuesta de la Unión Europea para el mundo. Sin esa propuesta la democracia perdería profundidad y, seguramente, también la Unión perdería parte de su sentido. El Manifiesto, escrito a finales de 2011, se centraba en las consecuencias económicas y políticas que las medidas de austeridad estaban teniendo sobre el crecimiento económico, sobre el desempleo y sobre el modelo de convivencia social del que los ciudadanos españoles nos habíamos dotado. Durante los dos años transcurridos desde entonces, hemos sido testigos de cómo una política económica errónea ha puesto en peligro la propia continuidad del Euro y generado enorme sufrimiento humano y social. En el verano de 2012, las tensiones en los mercados financieros llevaron a España a solicitar el rescate de su banca ante el riesgo de un colapso sistémico que, por su efecto contagio, habría tenido consecuencias desastrosas sobre el propio proyecto europeo.


Hoy la economía europea tiene una menor capacidad de crecimiento, lo que se evidencia en una significativa caída del PIB real y potencial. La gravedad de este hecho estriba en que los impulsos a corto plazo, necesarios para poner de nuevo en marcha el motor de la economía europea, son menos efectivos porque la crisis se ha llevado por delante una buena parte de nuestra capacidad industrial y capital humano, expresado en millones de trabajadores desempleados, en la pérdida de conocimiento motivada por falta de inversión en I+D+i y en educación y en la destrucción de miles de empresas. Es decir, se han debilitado los pilares para una recuperación sostenida y sostenible de nuestras economías. El riesgo de entrar en una fase de crecimiento sin creación de empleo y en una dinámica deflacionista amenaza con lastrar la incipiente recuperación. Además, los crecientes niveles de desigualdad y pobreza ponen en riesgo la cohesión y el modelo social europeo. Debemos insistir en que la crisis ha sido utilizada como excusa para reducir los derechos sociales y medioambientales, elemento este último fundamental para el bienestar, la seguridad y el progreso al que Europa no puede renunciar.


Europa siempre ha sido para España el origen de las ideas de cambio y de progreso: los ideales republicanos de la Revolución Francesa, los movimientos emancipadores surgidos a raíz de la revolución industrial, la libertad durante la dictadura… Nuestra entrada en la Comunidad Económica Europea supuso el regreso de España a un lugar del que nunca debió salir. Como ciudadanos españoles no podemos ser sino europeístas. Nuestra formación como economistas y nuestra experiencia profesional nos dotan del conocimiento para sustentar y reforzar la vocación europeísta de Economistas Frente a la Crisis.


Y sin embargo, la arquitectura institucional europea y la respuesta económica ante la crisis han sido tan dañinas para el conjunto de los ciudadanos europeos que hoy el euroescepticismo es una corriente en alza. De esta tendencia son en parte responsables los gobernantes y líderes comunitarios que, tras haber alejado a Europa de su propio proyecto, alertan ahora paradójicamente contra la vuelta a las soluciones nacionales, insolidarias. La Unión Europea, frente a la crisis, ha fallado a los ciudadanos. Ha fallado en su objetivo de crear prosperidad, empleo, igualdad, solidaridad. Ha fallado porque no ha defendido su razón de ser, la propuesta de Europa a los europeos y al mundo: el Estado del Bienestar.


Esta combinación de marco institucional incompleto y política económica errónea ha provocado fracturas en el interior del proyecto europeo que llevará mucho tiempo cicatrizar. 50 años de avances en la integración, la cohesión y la solidaridad europeas se ven ahora amenazadas por divisiones profundas entre el centro y la periferia, entre países deudores y acreedores, entre euroescépticos y federalistas. En este contexto la respuesta no puede sino provenir de más Europa. Pero no debemos caer en un europeísmo naif, acrítico. La orientación de la política económica europea no sólo viene marcada por algunos países. Son las propias reglas del juego las que están viciadas por determinados intereses políticos e impiden el desarrollo de políticas económicas volcadas al progreso de la economía y al aumento del bienestar de los ciudadanos. Ya es hora de que las organizaciones políticas de la izquierda europea revisen su posición ante la construcción europea y las normas e instituciones que surgieron de Maastricht. Reconocerlo no es malo para la construcción europea.


Las propuestas de Economistas Frente a la Crisis para Europa se articulan en torno a tres ejes: