Traigo al blog por su interés y actualidad la entrevista publicada en
Rebelión en 2004 al economista
Michael Albert sobre Economía Participativa.
Michael Albert sobre Economía Participativa
Una entrevista de Justin Podur
Znet en Español
Traducido por Ricardo Jiménez y revisado por Leónidas Léipzig para Znet
El libro de Michael Albert Parecon: Life After Capitalism (Economía
Participativa. La vida después del capitalismo) ha sido publicado
recientemente por Verso Press. Michael Albert fue entrevistado por
Justin Podur, un escritor y activista de Toronto.
Justin Podur: Antes de ocuparnos de tu nuevo libro sobre la economía
participativa, ¿podrías resumir en pocas palabras la lógica y las
características de este modelo?
Michael Albert: La economía participativa es una nueva visión económica
propuesta para sustituir el capitalismo. Sus valores principales son la
solidaridad, la diversidad, la equidad y la autogestión.
Solidaridad significa que la economía debería hacer que la gente se
preocupe por el bienestar de los demás en vez de intentar pisotearlos.
Diversidad significa que la economía debería brindar múltiples opciones
en vez de ofrecer soluciones únicas. Equidad significa que la economía
debería dar a la gente un salario en proporción al esfuerzo y al
sacrificio que realiza en un trabajo socialmente útil en vez de depender
de los bienes que se posea, el poder en la negociación o la
productividad. Autogestión significa que los trabajadores y los
consumidores deberían tener influencia en las decisiones acerca de la
producción, la asignación de recursos y el consumo con un nivel de
influencia proporcional al impacto relativo de estas decisiones sobre
sus vidas, en lugar de que algunos posean la capacidad de tomar
decisiones y otros simplemente reciban las órdenes.
Las principales instituciones de la economía participativa para
conseguir estos objetivos son los consejos participativos de
trabajadores y consumidores, basados en métodos de toma de decisión que
otorgan influencia de modo proporcional al grado en que uno se ve
afectado por tales decisiones, una división del trabajo que asegure
igualdad a todos los trabajadores, remuneración proporcional a la
intensidad y duración del trabajo socialmente útil y la asignación de
recursos a través de una negociación conjunta más que mediante órdenes
centralizadas autoritarias o una competencia feroz.
Los consejos de trabajadores y consumidores no son nada nuevo. Se trata
simplemente del vehículo para desarrollar y manifestar las preferencias,
ya sea a través de equipos de trabajo pertenecientes a una división, a
un lugar de trabajo, una industria, un hogar, vecindario, región o país.
Los métodos de toma de decisión son conocidos también. Una persona, un
voto, con gobierno de la mayoría, o de las tres cuartas partes, y
variantes de este sistema de votación que también incluyen mecanismos
para divulgar y compartir la información relativa a las decisiones, el
debate, los retrasos y los cierres, etc., pero todo esto elegido caso
por caso para distribuir la influencia de manera proporcional al grado
en que las personas se ven afectadas por las decisiones.
La división de trabajo de una economía participativa es un poco más
original. Las tareas se distribuyen de modo que cada sujeto tenga un
"complejo de trabajo" comparable al de todos los demás en relación con
la calidad de vida o el grado de poder. Nadie tiene sólo un trabajo
aburrido y repetitivo, ni tampoco sólo un trabajo que genere confianza,
desarrolle una habilidad o permita el acceso al poder. En vez de eso,
cada uno tiene una serie de tareas, por supuesto adecuadas según la
capacidad e inclinación, cuyo poder de influencia total es igual al de
todos los demás. Una economía participativa tiene aún tareas
administrativas, de dirección, de planificación, etc., pero no tiene
personas que sean sólo administrativos, directores o planificadores. Del
mismo modo, una economía participativa tiene tareas de ensamblaje, de
limpieza, servicios, excavación y transporte, etc., pero no tiene
personas que sólo sean ensambladores, limpiadores, o transportistas.
La mayoría de las personas de izquierda comprenden por qué la
remuneración no debe incluir réditos de capital, pero la economía
participativa también rechaza la remuneración sobre la base de la
productividad. En vez de eso, se remunera a la gente por su esfuerzo y
sacrificio, lo que es diferente de la productividad, dado que las
personas difieren en sus habilidades, usan diferentes herramientas, etc.
Ya que los trabajos están equilibrados, en una economía participativa
si tú trabajas por más tiempo que yo, en una actividad similar,
probablemente obtendrás un mejor salario. Si trabajas más o menos duro,
obtendrás proporcionalmente un salario mayor o menor. Si tienes un
trabajo muy duro o uno más placentero, obtendrías proporcionalmente un
mayor o menor salario.
Y finalmente, como último elemento institucional destacado, la
asignación de recursos en una economía participativa ya no se realiza
por medio de mercados competitivos, que distorsionan el comportamiento,
alteran profundamente los precios, generan una plusvalía y una
distribución de ingreso y remuneración injustas, distorsionan la
inversión para servir a la acumulación de beneficios en vez de
satisfacer las necesidades humanas y ocasionan daños irreparables a la
ecología, entre otros defectos. Tampoco mediante la planificación
centralizada que es autoritaria y contraria a la autogestión, entre
otros defectos. En vez de eso, la asignación de recursos en la economía
participativa se realiza mediante la planificación participativa. Los
consejos de trabajadores y consumidores plantean sus compromisos, y
forman parte de un proceso negociado para fijar las inversiones y la
productividad ejercitando apropiadamente la toma de decisiones para
satisfacer las preferencias expresadas y desarrolladas libremente.
Mi nuevo libro, "Economía Participativa. La vida después del
capitalismo", aboga en primer lugar por los valores mencionados. Después
evalúa críticamente, a la luz de estos valores, el actual mercado
capitalista y el mercado y las instituciones de la planificación
centralizada socialista. Entonces presenta de una manera más completa y,
espero, más convincente, las nuevas instituciones de una economía
participativa y también examina sus propiedades individuales y
colectivas. Finalmente, da respuesta a algunos interrogantes que los
lectores puedan llegar a tener sobre la economía participativa.