El pasado 6 de octubre de 2011 sucedió un hecho que para mi fue muy importante. El compañero y amigo Luis Buendía leía su tesis doctoral en la Universidad Complutense de Madrid, concretamente en el Departamento de Economía Aplicada I. Sobre ello decir que es el primer economista libertario de nueva generación que presenta una tesis, independientemente que el objeto de la misma no sea de ese enfoque, otros trabajos del autor si lo són. Creo que, más allá de los convencionalismos académicos, el hecho de elaborar una tesis doctoral te otorga la madurez investigadora para proyectar ese ámbito útil y necesario socialmente para el cambio social. Por este motivo los economistas libertarios estamos de enhorabuena. Felicidades Luis!
Las motivaciones que alentaron esta tesis, titulada Dinámica
de crecimiento, distribución de la renta y movimiento obrero: el Estado
de bienestar sueco en una perspectiva de largo plazo, tuvieron su origen en las inquietudes intelectuales y éticas del autor, guiadas por el propósito de comprender el mundo que nos rodea para averiguar de qué forma se puede mejorar. Destacamos, pues, tres de esas inquietudes.
La que ocupaba y ocupa el centro de nuestro interés es el intento de trazar las relaciones existentes entre el Estado de bienestar y la pugna distributiva, como parte del conflicto entre las clases sociales por el reparto de los frutos de la producción. De ese modo, en el ánimo del autor está presente el afán por comprender la conexión entre las funciones que realiza el Estado y la distribución de la renta. Al menos en el caso de
los países ricos, el Estado de bienestar ocupa un lugar destacado en
la determinación del nivel de vida de la clase trabajadora, que
compone la mayoría de la población.
Aunque también los más
adinerados sean beneficiarios de algunas prestaciones (sobre todo
servicios), es evidente que es en el colectivo de los trabajadores
donde ese marco institucional desempeña un papel más necesario para
sus condiciones de vida, a falta de otras alternativas privadas, que
serían más caras y en muchos casos estarían fuera de su alcance.
De ahí surgía nuestra segunda motivación: averiguar la importancia
que tiene el Estado de bienestar para las condiciones de vida de los
trabajadores.
Al mismo tiempo, en esos
países desarrollados, el Estado de bienestar se ha situado en el
centro de numerosos debates referidos tanto a la esfera económica
como a la política. En el seno de ese debate germinó nuestra
tercera motivación, en el intento de comprender las reformas
aplicadas desde que estalló la crisis mundial de los años setenta,
tratando de valorar las razones económicas y las consecuencias
políticas de esos cambios. En particular, nuestro interés se
dirigía al impacto que esas reformas habían tenido en la
distribución de la renta y en las condiciones de vida de los
trabajadores.
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