Reproduzco a continuación el séptimo épigrafe del artículo "Frente a la economía política del capital, la economía política de la clase trabajadora: Alternativas populares ante a la crisis capitalista en Argentina" del economista argentino Mariano Féliz, publicado en la Revista Herramienta nº2 (web) en septiembre de 2009. El articulo trata de sintetizar tipos de medidas para enfrentar la crisis económica de forma que la clase trabajadora pueda salir de ella menos perjudicada e incluso reforzada tal como desarrollamos en el artículo "Del anarcosindicalismo a la autogestión: propuestas ante la crisis en clave revolucionaria". Si bien se centra fundamentalmente en qué medidas de políticas públicas -del Estado- pueden ser favorables a la mayoría social, por su interés en el debate propositivo en política económica, laboral y social lo reproduzco a continuación.
- - -
7. Alternativas populares frente a la crisis: La economía política del pueblo trabajador
Frente a la crisis de las ideologías del capital en tiempo de auge
(el liberalismo) se fortalecen las posiciones desarrollistas que
pretenden reubicar al viejo Estado (capitalista) en el centro del
desarrollo (del capital). No hay novedad en esto. El par
liberalismo–keynesianismo es parte de la artillería ideológica de los
sectores dominantes pues no propone nada que cambie (de fondo) la
dinámica de la crisis (las relaciones sociales que la sustentan y
expanden) y proteja al conjunto del pueblo trabajador.
Este presente re–actualiza la necesidad de proponer e
impulsar alternativas que apuntalen un cambio social profundo, frente a
un sistema de producción social que siempre carga los costos de su
desarrollo sobre el conjunto del pueblo. En consecuencia, cabría
retomar el llamado de Rosa Luxemburgo sobre el dilema de nuestro tiempo
“Socialismo o Barbarie” (Luxemburg, 1915), como consigna que remite a la
actualidad de la revolución, de la necesidad de una acción práctica
para impulsar un cambio social.
Cabe señalar que estas alternativas no pueden ser simplemente salidas teóricamente racionales
sino que es clave tomarlas de las mismas propuestas que las
organizaciones populares, el pueblo organizado, está elaborando e
impulsando desde su acción cotidiana.
Las propuestas que se analizan a continuación, o
variaciones de las mismas, son impulsadas en diversa medida y con
diferente grado de detalle, por diferentes organizaciones sociales de la
Argentina (entre ellas, el espacio Otro Camino para Superar la Crisis,
el Frente Popular Darío Santillán, la Central de los Trabajadores
Argentinos, etcétera).[19]
Remitimos a las mismas ya que consideramos que la implementación de las
medidas adecuadas a las necesidades del pueblo requieren la
modificación de la correlación de fuerzas sociales y por ello suponen la
movilización activa de las clases subordinadas junto a la factibilidad
técnico–política de las medidas que abran el espacio para un, potencial,
triunfo popular. En tanto provienen de los propios procesos de
organización, práctica y reflexión del campo del pueblo, estas
propuestas (junto a otras) intentan no sólo atacar determinados
problemas prácticos sino que a su vez son medios para profundizar la
organización popular, no meras imposiciones, intelectuales, desde arriba.[20] Son, de alguna manera, propuestas de políticas públicas desde abajo (Dinerstein, Deledicque y Contartese, 2007).
Estas opciones de políticas públicas pueden resumirse
en tres ejes que apuntan a (a) contener los efectos de la crisis, (b)
mejorar las condiciones de vida de los sectores populares reorientando
los fondos públicos contracíclicos y (c) crear condiciones que
aporten a la popular para la superación de la crisis, y el capital, como
modalidad de desarrollo de la sociedad.
7.1 Políticas de contención de los efectos.
Por un lado, medidas que protejan a los sectores más vulnerables de la población de los efectos
inmediatos de la crisis. Por ejemplo, la suspensión de los despidos por
dos años, la creación de un ingreso universal equivalente a la canasta
básica –comenzando por la elevación inmediata de los planes sociales
(Jefes y Jefas, Familias)–, el aumento de emergencia en salarios y
jubilaciones y la creación de tarifas sociales para los servicios y el
transporte públicos. Debe agregarse la protección pública y promoción
con créditos y subsidios de las experiencias de recuperación de empresas
por sus trabajadores/as y los emprendimientos autogestivos y
cooperativos.[21]
Este conjunto de medidas tienen como principal objetivo sostener y aumentar el poder de compra de los sectores populares con el fin de evitar las consecuencias inmediatas de la crisis. Mientras por un lado estas medidas permitirían evitar la pauperización de las familias más vulnerables, frente a la dinámica propia de la crisis capitalista, el aumento en los ingresos de los sectores populares también podrá crear un cierto contrapeso a las tendencias recesivas al aumentar el consumo de masas.[22]
De la mano de una reforma impositiva radical (ver más abajo) se podría avanzar en el sentido de la creación de un sistema de protección social que garantice un ingreso básico (IB) de manera universal, sin contraprestaciones (Féliz, 2009; Pérez, Féliz y Toledo, 2006).[23] Esto supondría una superación de la reciente reforma (re–estatización) del sistema de jubilaciones y pensiones. En efecto, hay que desterrar la idea de que el sistema de seguridad social (SSS) debe basarse en los aportes personales y patronales, actuando como una suerte de salario diferido. El IB supone concebir al SSS como un medio de redistribución del plusvalor no acumulado o consumo suntuario (y no del capital variable) al conjunto del pueblo trabajador para garantizar su consumo necesario (Féliz, 2008).
Por su parte, la reorientación de los subsidios desde las grandes empresas a los emprendimientos cooperativos y autogestivos podría dar nuevo impulso al desarrollo de un circuito de producción alternativo a la dinámica del capital.[24] Al recrear circuitos de producción de mercancías parcialmente por fuera de los circuitos del capital, estas iniciativas permitirían aislar en parte a trabajadores/as del movimiento contractivo de estos últimos, dominados por la ganancia y no por la satisfacción de necesidades. Aquí la acción pública decidida –articulada con la participación de la banca pública y/o cooperativa y las instituciones y organismos de producción de conocimiento científico y técnico– podría dar un fuerte impulso a estos emprendimientos.[25]
7.2 Políticas de desarrollo del hábitat y empleo autogestivo.
En segundo lugar, un conjunto de medidas que contribuyan a mejorar las condiciones del hábitat de los barrios populares a través de un programa de obra pública dirigido a la provisión de servicios sociales básicos (agua, cloacas, luz y gas, servicios médicos, escuelas, hábitat comunitario).[26]
La crisis económica suele poner de manifiesto las contradicciones más evidentes del sistema. En las barriadas populares la carencia de infraestructura social básica es evidente: en 2001, el 27,1% enfrentaba privación material extrema, vinculada a las pobres condiciones de vivienda.[27] Mientras tanto los principales programas de inversión pública se orientan a la creación de infraestructura económica, es decir para el capital (autopistas, puertos, plantas energéticas). En 2009 el gasto en inversión real directa en “servicios económicos” alcanzaría (según el presupuesto del sector público nacional) los 8.185 millones de pesos, alcanzando los 20.087 millones de pesos el total de gastos de capital destinados a ese rubro. A modo de contraste, el total de la inversión directa para “vivienda y urbanismo” y “agua potable y alcantarillado” alcanzó los 812 millones de pesos, y el gasto de capital total en esos rubros llegaría a 6.503 millones de pesos.
El financiamiento estatal de programas de mejoramiento del hábitat en los barrios populares, con la participación directa en la gestión de los mismos por parte de las organizaciones populares, permitiría no solo enfrentar el impacto negativo de la recesión sino a la vez mejorar las condiciones de vida de los sectores más postergados del pueblo.
7.3 Políticas de socialización y superación de la crisis.
Por último, un programa de socialización de la producción estratégica (empezando por energía, transporte, comercio exterior y banca) bajo propiedad pública con gestión de trabajadores y usuarios, acompañado por una reforma tributaria que rebaje el IVA a los productos básicos y acreciente la carga impositiva de los sectores de más ingresos.
Por una parte, la socialización de las grandes empresas en sectores estratégicos permitiría avanzar en el sentido de una organización más democrática de la economía, una gestión sostenible de las riquezas comunes y un control social mayor sobre la producción y apropiación de las rentas provenientes de la explotación económica de los bienes naturales.[28] La socialización no es mera estatización sino que involucrará la creación de formas de propiedad de gestión colectiva de nuevo tipo. Además, supondría poner en discusión la (in)conveniencia de desarrollar actividades que deterioran profundamente las condiciones socioambientales con el fin de satisfacer los patrones de sobreconsumo de espacios capitalistas centrales.[29]
Por otro lado, una reforma impositiva radical, que reduzca la carga tributaria sobre los sectores más empobrecidos –a la vez que acreciente el peso de los impuestos sobre las ganancias y el capital– permitiría mejorar sustancialmente las condiciones de vida de la población.[30] Por ejemplo, la eliminación del IVA a los productos de la canasta básica podría, potencialmente, reducir en casi un 20% la incidencia de la pobreza (Domian, 2009).[31] En este caso, es de destacar que una política de reducción del IVA como la mencionada debe, necesariamente, ir acompañada de un incremento en la carga tributaria sobre los sectores capitalistas y que reciben ingresos derivados del plusvalor.[32] Esto es así porque, si bien la rebaja del impuesto al valor agregado pude mejorar las condiciones de vida de la población, es necesario compensar la pérdida de recaudación y avanzar en una mayor carga fiscal sobre los sectores que hoy son beneficiarios de un patrón de acumulación sostenido en la superexplotación del trabajo (Féliz, 2008b).
8. Conclusiones
La crisis que atraviesa la economía argentina y su impacto en las condiciones de reproducción de la vida son producto de las particulares condiciones de inserción del ciclo del capital local en el ciclo del capital a escala global.
La paradoja es que frente a la misma el capital,
reacio a la intervención estatal, aparece demandando acciones del Estado
que restauren su competitividad. En conjunto, esas demandas avanzan,
nuevamente, sobre las condiciones de vida del pueblo trabajador,
profundizando sus niveles de privación.
Frente a ello, desde las organizaciones populares han surgido numerosas alternativas. Todas ellas plantean opciones de políticas públicas favorables a las mayorías y sobre todo muestran, a grandes rasgos, elementos prefigurativos de una economía política de los trabajadores y trabajadoras (Lebowitz, 2005). Este conjunto de medidas de emergencia (incompleto, perfectible pero realizable), surgido de las propias organizaciones sociales, permitiría no sólo proteger a los sectores más vulnerables del pueblo frente a la profundidad de la crisis y favorecer la recuperación económica, sino que permitiría avanzar por un camino de cambio social que trasforme la organización de la producción y la distribución de la riqueza. Para esto, claro está, el debate sobre las políticas apropiadas tendrá que articularse –o más aún, ser parte de él– con el movimiento social que el pueblo va construyendo.
Referencias bibliográficas
Asociación Empresarial Argentina (2009), “Definiciones sobre los puntos más urgentes de la situación económica”, Clarin.com, 19 de Julio, Buenos Aires, Diario Clarín. (http://www.clarin.com/diario/2009/07/19/elpais/p–01961483.htm; acceso: 27/7/09)
Battistini, Osvaldo, Féliz, Mariano y Deledicque, Melina (2002), “Las reglas de juego en un nuevo régimen de acumulación “, en Globalización, empleo y generación de ingresos , Buenos Aires, Banco Mundial/Grupo de Trabajo de ONGs sobre el Banco Mundial, pp. 179–210.
Ceceña, Ana Esther (1996), “Tecnología y organización
capitalista al final del siglo XX”, en Marini, Ruy Mauro y Millán,
Márgara (coord.), La teoría social latinoamericana. Cuestiones contemporáneas, Tomo IV, pp. 95–104, 2da edición año 2000, México, Universidad Nacional Autónoma de México, Ediciones El Caballito.
Chesnais, François (2007), “Las contradicciones y
antagonismos del capitalismo mundializado y sus amenazas a la humanidad”
, Buenos Aires, Revista Herramienta, 34, Marzo.
Chesnais, François (2008), “Discutir la Crisis”, Revista Herramienta (versión digital). (http://www.herramienta.com.ar/modules.php?op=modload&name=News&file=article&sid=624; 16/6/09).
De Angelis, Massimo (2007), The beginning of history. Value struggles and global capital, Londres, Pluto Press.
Dinerstein, Ana Cecilia, Deledicque, L. Melina y
Contartese, Daniel (2007), “La impronta de las organizaciones de
trabajadores desocupados en Argentina. Una evaluación de su innovación
organizacional e incidencia en la recomposición del tejido social y el
cambio institucional y de políticas”, Documento de Difusión y Reflexión
preparado para el Seminario Debate: Reflexiones sobre una trayectoria:
El Movimiento de Trabajadores Desocupados en Argentina a diez años de su
emergencia, Agosto. (http://www.bath.ac.uk/socpol/research/ngpapiqueteros/TraslaimprontaDiner...)
Documento 1 (2009), “No votes contra el pueblo”, Otro camino para superar la crisis, Buenos Aires.
Documento 2 (2009), “Movimientos sociales y de
desocupados pedimos audiencia al gobierno para el ‘diálogo’”, comunicado
de prensa, Buenos Aires, 24 de Julio (http://www.prensadefrente.org/pdfb2/index.php/anuncios/2009/07/27/p4931; acceso: 27/7/09).
Documento 3 (2009), “El Estado debe tener una fuerte presencia ante la crisis”, ACTA, CTA, Buenos Aires, 20 de Julio (http://www.agenciacta.org.ar/article11669.html; acceso: 27/7/09).
Domian, Ismael (2009), “Rebajar el IVA”, Diario Página/12, 2 de Febrero, Buenos Aires.
Dunayevskaya, Raya (2000[1958]), Marxism and Freedom, Nueva York, Humanity Books.
Féliz, Mariano (2006), “El mercado de trabajo en la
economía política radical”, en Neffa, Julio C. (dir.), Féliz, Mariano,
Panigo, Damián T. y Pérez, Pablo E., Teorías Económicas sobre el Mercado de Trabajo. I. Marxistas y Keynesianos, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica de Argentina, Agosto, pp. 75–100.
Féliz, Mariano (2008), “Jubilaciones: ¿volver al ‘93 o crear un verdadero sistema de previsión social?”, Prensa de Frente, 29 de octubre. (http://www.prensadefrente.org/pdfb2/index.php/a/2008/10/29/p4084; 29/10/08)
Féliz, Mariano (2008b), “Los límites macroeconómicos del neo–desarrollismo” , Buenos Aires, Herramienta. Revista de debate y crítica marxista, Octubre, 39, pp. 97–116.
Féliz, Mariano (2009), “The macroeconomic limits of
income’s policy in a dependent country. The need and possibilities for
radical reforms in social policies in Argentina after the crisis,
2001–2008”, ponencia en preparación para el Workshop Strategies “Against
Poverty: Designs from the North and Alternatives from the South”,
organizado por CLACSO–CROP/OSSREA/SEPHIS, a realizarse del 18 al 20 de
Junio de 2009 en Ciudad del Cabo (Sudáfrica).
World Economic Outlook (2009), Crisis and Recovery, Washington, Fondo Monetario Internacional, Abril.
Harvey, David (2004), “El ‘nuevo’ imperialismo. Sobre
reajustes espacio–temporales y acumulación mediante desposesión” ,
Buenos Aires, Revista Herramienta, 27, Octubre.
Harvey, David (2005), “El ‘nuevo’ imperialismo. Sobre
reajustes espacio–temporales y acumulación mediante desposesión (parte
II)”, Buenos Aires, Revista Herramienta, 29, Junio.
Herrera, Germán y Tavosnanska, Andrés (2009), “Sustituir importaciones”, Buenos Aires, Diario Página/12, 15 de Junio.
IDEF–CTA (2008), “Sin mucho que festejar: radiografía
actual del mercado laboral y las tendencias post–convertibilidad”,
Buenos Aires, Instituto de Estudios y Formación – Central de los
Trabajadores Argentinos, Mayo.
Kalecki, Michal (1943), “Aspectos políticos de la plena ocupación”, en Ensayos escogidos sobre dinámica de la economía capitalista 1933–1970, 1977, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, pp. 159–166.
Katz, Claudio (2008), “La oportunidad del hambre”, Rebelion.org, 25 de Julio (http://www.rebelion.org/noticia.php?id=70690; 16/6/09).
Lebowitz, Michael A. (2005), Más allá de El Capital. La economía política de la clase trabajadora en Marx, Madrid, Akal.
Lozano, Claudio (2009) “Apuntes sobre la coyuntura
actual. El cambio de fase en la etapa económica: de la desaceleración al
estancamiento” Informe, Buenos Aires, Instituto de Estudios y
Formación, Central de los Trabajadores Argentinos, marzo.
Lozano, Claudio y Raffo, Tomás (2007), “Coyuntura
inflacionaria en la Argentina: los ricos consumen mucho e invierten
poco”, Informe, Buenos Aires, Instituto de Estudios y Formación, Central
de los Trabajadores Argentinos, Octubre.
Luxemburg, Rosa (1915), “The Junius pamphet: The Crisis of German Social Democracy” (http://www.marxists.org/archive/luxemburg/1915/junius/index.htm; 25/6/09)
Magnani, Esteban (2009), “La nueva ola. Empresas recuperadas por sus trabajadores”, Diario Página/12, Suplemento Cash, 8/6/2009, Buenos Aires. (http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/cash/17–3917–2009–06–08.html; 25/6/09)
Marini, Ruy Mauro (1997), “Proceso y tendencias de la globalización capitalista”, en América Latina, dependencia y globalización, edición 2007, Buenos Aires, CLACSO–Prometeo, pp. 231–252.
Martín, Mariano (2009), “Un empujón oficial a Mahle”, CriticaDigital.com, 16 de Junio, Buenos Aires (http://www.criticadigital.com/impresa/index.php?secc=nota&nid=26039; 16/6/09).
Negri, Antonio (1978), Marx más allá de Marx, Madrid, Ediciones Akal, 2001.
Observatorio del Derecho Social (2009), “El impacto de
la crisis en el mercado de trabajo – Actualización estadística de la
situación de los trabajadores registrados sobre datos de la AFIP y el
SIPA”, Central de los Trabajadores Argentinos, Buenos Aires, marzo.
Pérez, Pablo Ernesto, Féliz, Mariano y Toledo,
Fernando (2006), “¿Asegurar el empleo o los ingresos? Una discusión para
el caso argentino de las propuestas de ingreso ciudadano y empleador de
última instancia”, en Neffa, J. César y Toledo, F., Macroeconomía, grupos vulnerables y mercado de trabajo. Desafíos para el diseño de políticas públicas, Buenos Aires, Asociación Trabajo y Sociedad / CEIL–PIETTE, pp. 289–318.
Revista Herramienta (2009), No. 40, Marzo, Buenos Aires.
Revista Herramienta (2009), No. 41, Julio, Buenos Aires.
Vega Cantor, Renán (2006), “El imperialismo ecológico.
El interminable saqueo de la naturaleza y de los parias del sur del
mundo”, Buenos Aires, Revista Herramienta, 31, Marzo.
[1] Según el Ministerio de Economía sobre la base de datos del FMI.
[2]
La caída de esos precios no significa que los precios de esas
mercancías no se encuentren, en general, aun muy por encima de sus
niveles históricos. En relación a 2001 las subas han sido, en general,
muy fuertes: 70,3% los porotos de soja, 90,1% el trigo, 93,2% el arroz,
295,3% el petróleo, 145,9% el cobre y 43% el conjunto de los alimentos.
Fuente: Ministerio de Economía sobre la base de datos del FMI.
[3] Pueden verse numerosos estudios que analizan las causas y dinámica de la crisis mundial en Herramienta, Nº 40 y Nº 41.
[4] Lograron de esa manera multiplicar el hambre y las revueltas contra él en muchos países de la periferia (Katz, 2008).
[5]
Fuente: Estimaciones propias sobre la base de datos de producción por
hora trabajada en la industria manufacturera, provenientes del Bureau of
Labor Statistics de los Estados Unidos.
[6]
Fuente: Estimaciones propias sobre la base de datos de compensación
real media anual total para trabajadores de la industria manufacturera,
provenientes del Bureau of Labor Statistics de los Estados Unidos.
[7]
Según las estimaciones del FMI, en 2009 la evolución del PBI real será:
0,11% en Chile, -1,3% en Brasil, -2% en Ecuador, -2,2% en Venezuela y
-3,7% en México. Ver WEO (2009).
[8]
Los principales rasgos de la inserción argentina en el ciclo mundial
del capital son: exportaciones e importaciones que representan un 44,9%
de la producción bruta doméstica (PBI), los productos primarios y sus
manufacturas representan un 56,8% de las exportaciones totales en 2007,
el capital extranjero representando más del 80% del valor agregado
producido en 2004 por la cúpula empresaria, y un endeudamiento externo
que representa más del 50% del producto en 2005.
[9]
En cualquier caso, la información provista por el INDEC se encuentra
fuertemente cuestionada desde que en 2007 el mismo fuera intervenido por
el Poder Ejecutivo. En tren de hacer alguna especulación, probable que
siendo la inflación real mayor a la estimada, el resultado sea que el
crecimiento fue sobreestimado en 2007-2008 y la caída en 2009
subestimada.
[10]
Si bien las jornadas de fines de 2001 hicieron visible un proceso de
rearticulación política de la clase trabajadora, cierto es que a partir
de mitad de 2002 los sectores dominantes consiguieron contener (y
reprimir) las alternativas más radicales y cooptar a los sectores
organizativamente más débiles. De esa forma, a medida que avanza la
consolidación de un nuevo arco político-social surgido de nuevas formas
de lucha y organización en los noventa, los sectores del capital cuentan
aún con la docilidad de los sectores más conservadores e integrados al
sistema de dominación.
[11]
A modo de contraste a comienzos de la crisis de 1998 mientras la
inversión cayó 15,2% en el primer trimestre de 1999 (en comparación con
igual período de 1998) el PBI se redujo un 2,6% (siempre según el
INDEC). En la crisis actual, el impacto del freno a la inversión aparece
como menos fuerte en términos del crecimiento del conjunto.
[12]
En una reciente declaración la Asociación Empresaria Argentina (AEA)
–que agrupa a los principales agrupamientos del gran capital- señaló con
evidente claridad sobre sus intereses mediatos: que “el ámbito propio
de las empresas privadas debe ser respetado” y que “el derecho de
propiedad de las empresas sobre su patrimonio y sus ganancias es
fundamental para el desarrollo del país”. Ver Asociación Empresaria
Argentina (2009).
[13]
Según un estudio de CTA (IDEF-CTA, 2008), en 2008 un 26,8% de los
ocupados tienen ingresos por debajo de la línea de la pobreza y un 58,7%
se encuentra empleado en condiciones de precariedad.
[14]
Según el Observatorio del Derecho Social entre diciembre de 2008 y
marzo de 2009 se perdieron (en términos netos) 162 mil puestos de
trabajo registrados y 59 mil no registrados (Observatorio del Derecho
Social, 2009).
[15] De la misma manera, en los noventa las políticas de flexibilización laboral buscaron trasladar el riesgo empresarial
a los/as trabajadores/as, sin los beneficios que provienen de la
propiedad de los medios de producción (Battistini, Deledicque y Féliz,
2002).
[16]
No deja de resultar paradójico que mientras siempre se exige que los
subsidios que el Estado da a los/as desocupados/as deben involucrar una
contrapartida laboral o de otro tipo (Pérez, Féliz y Toledo, 2006), en
el caso de las demandas de apoyo estatal por parte del empresariado
nunca se hace referencia a la contrapartida concretas del mismo. En
algunos casos la contrapartida ofrecida por los empresarios es mantener el empleo, asumiendo una suerte de derecho natural
a despedir sin justa causa y de manera masiva a los trabajadores.
Cabría cuestionar tal derecho teniendo en cuenta los altos costos
sociales del desempleo masivo, no tomados en cuenta por el capital.
[17]
Si asumimos que el subsidio promedio es de 300 pesos por trabajador por
mes, esto significa que las empresas más grandes (principales
beneficiarias del programa) están recibiendo un subsidio equivalente a
unos 20 millones de pesos por mes.
[18]
Podemos incluir aquí desde los pedidos de la UIA de una mayor y más
veloz reintegro del IVA sobre las exportaciones industriales y las
exigencias de la Mesa de Enlace agropecuaria de menores (tendencialmente
nulas) retenciones. Por su parte, la AEA en la mencionada declaración
exige que “en la medida de lo posible deben reducirse los gravámenes que
desalientan la producción y las exportaciones” y “una reducción a las
retenciones a los productos agropecuarios”.
[19]
Ver, por ejemplo, la declaración “No votes contra el pueblo” del
Espacio “Otro Camino…” previa a las elecciones del 28 de Junio
(Documento 1, 2009) y la “solicitud de audiencia con la Presidenta”
realizada por un conjunto de movimientos sociales y de desocupados el 24
de Julio de 2009 (Documento 2, 2009) o las declaraciones de la CTA del
20 de Julio de 2009 (Documento 3, 2009).
[20]
Como sugiere Dunayevskaya, (2000), en ese movimiento la práctica del
pueblo organizado se convierte en teoría, completando, en articulación
dialéctica, el movimiento en sentido contrario desde el pensamiento a la
acción. Dunayevskaya propone que el fundamento de la teoría social debe
surgir de la propia praxis del pueblo. Es en esa imbricación que dicha
teoría puede convertirse en fuerza material. En su propia
actividad son los/as trabajadores/as quienes, organizándose, van
encontrando (pensando y haciendo) esas nuevas formas de actuar que la
vez permiten enfrentar, tendencialmente, los valores del capital prefigurando nuevas relaciones sociales.
[21] Ver, por ejemplo, Documento 2 (2009).
[22]
De cualquier manera, debido a la reducida participación de los/as
trabajadores/as en el ingreso total (menos del 30%) el impacto
macroeconómico de un incremento en sus ingresos será –en principio-
bastante limitado.
[23]
Ver, por ejemplo, Documento 3 (2009) en que se plantea la demanda de
“universalizar el salario por hijo y cobrar un ingreso asegurado para la
familia de los desocupados y los trabajadores no registrados, un piso
de ingreso”. También Documento 2 (2009).
[24]
Desde finales de 2008 se observa el comienzo de un nuevo ciclo de
experiencias de recuperación de empresas por parte de sus
trabajadoras/es. El ciclo anterior de recuperaciones (2001/2002) ha
colocado en el imaginario social de los/as trabajadores/as la
posibilidad de la autogestión obrera como alternativa frente al cierre
de las plantas por parte del capital (Magnani, 2009).
[25] En la actualidad, por el contrario, las políticas públicas impulsan una creciente vinculación
de las instituciones de ciencia y técnica con los grandes capitales.
Esto se produce tanto a través de pasantías laborales –que no son más
que bolsas de trabajo barato y precarizado- como por medio de convenios
de investigación y desarrollo que suponen en la mayoría de los casos la
apropiación privada del saber producido (bajo la forma de acuerdos de
confidencialidad y patentes) y el subsidio estatal a las empresas.
[26]
Ver, por ejemplo, el documento 2 (2009) en el que las organizaciones
firmantes exigen “Planes de Obra Pública y Construcción de Viviendas
populares […] Que sean ejecutados por las organizaciones independientes
vecinales y de desocupados a través de sus cooperativas, y supervisadas
por […] por las propias organizaciones de trabajadores”.
[27]
En 2001, el último Censo Nacional de Población marcaba que un 14,3% de
la población del país tenía sus Necesidades Básicas Insatisfechas. Este
indicador refleja fundamentalmente las precarias condiciones de hábitat y
otras vinculadas a las posibilidades de acceso al mercado laboral y por
ello al ingreso.
[28]
Según Lozano y Raffo (2007) el volumen de rentas extraordinarias
derivadas de la explotación de las riquezas naturales de base
energética, minera y agraria superaban en 2007 los 20 mil millones de
dólares.
[29]
Cabe recordar que los más importantes emprendimientos de explotación de
las riquezas naturales (tales como la minería del oro o la producción
sojera) orientan la mayor parte de su producción directamente a la
exportación a los fines de satisfacer la demanda internacional. En estos
negocios los productores capitalistas se apropian de la mayor
parte de los beneficios, mientras que los costos socio-ambientales
(denominadas por la economía neoclásica como externalidades negativas) son soportados por las comunidades locales.
[30] Ver Documento 2 (2009).
[31]
Este sería el resultado de la eliminación del IVA en toda la cadena de
producción-distribución de los productos de la canasta básica. Por
supuesto, asume la traslación de la eliminación del IVA a los precios de
los productos (los cuales se reducirían en un 16%). Esto supone la
capacidad del Estado y las organizaciones populares de forzar -por
diversos medios- tal reducción de precios.
[32]
El consumo suntuario representaba en 2007 un 33,9% del ingreso total
(Féliz, 2008b). Si bien esto implica una reducción en relación a 2003,
todavía tiene una participación del 57% en el plusvalor potencialmente
disponible. Además, la apropiación desigual de los ingresos se mantiene:
según Lozano (2009) el 10% más rico se apropiaba de 28,7 veces más
ingresos que el 10% más pobre (guarismo más alto que el de 1998: 22,8).
No hay comentarios:
Publicar un comentario