El contexto en el Estado español, un
año más, es el de crisis económica capitalista con aplicación de políticas
enfrentadas a las personas trabajadoras -pasadas, presentes o futuras- y su
modo de subsistencia. Que la crisis la está pagando la mayoría de la población
no hay ninguna duda. Los costes se están aplicando con disminución o pérdida de
salarios y pensiones, empeoramiento de condiciones de trabajo, pérdida de
bienes de primera necesidad como puede ser la vivienda, o paulatina eliminación
de la faceta de protección social que sustentaba hasta no hace mucho la
legitimación del Estado capitalista. Los entramados del poder capitalista y
financiero están promoviendo un duro castigo contra la mayoría, por el simple
motivo de mantener sus privilegios a la vez que legitiman estas actuaciones
desde sus aparatos políticos, profesionales, mediáticos y represivos.
Las reacciones que se están
sucediendo en los ultimos trimestres, si bien no correlacionan con las cifras
de caída de la actividad económica o desempleo, sí lo hacen con algo más
fundamenal quizás: el agravio que supone la prepotencia de los poderosos.
Confrontación
Estas reacciones se están mostrando
como una auténtica confrontación al poder constituido, y se materializan no
solo contra el papel de los partidos y los políticos o el sindicalismo
domesticado, sino también de la judicatura, los massmedia y cómo no las
instituciones económicas del régimen y las fuerzas de represión del Estado.
Necesidad
de sobrevivir
Todas aquellas instituciones y
personas que por acción u omisión detentan el poder para imponer sus
condiciones perjudicando a la mayoría, se están situando en el punto de mira de
esta mayoría. Estas reacciones no són nada más que la necesidad social de
supervivencia y dignidad. Las estructuras estatales y políticas capitalistas
són un cáncer que atacan los organos vitales del cuerpo social. Éste cáncer sin
embargo no está afectando la capacidad social de oponerse a las formas de poder
que nos han llevado y mantienen en esta situación. Deviene pues una necesidad
social oponerse a la autoridad y la dominación.
La oposición al poder capitalista y
la generación de alternativas de democracia directa y autogestión económica es
una constante de la historia social. Tal como declaró Albert Parsons, uno de
los mártires de Chicago antes de ser asesinado en el contexto de la lucha por
las 8 horas de trabajo y la huelga general del 1º de Mayo, "el principio fundamental de la anarquía es la abolición del
salario y la sustitución del actual sistema industrial y autoritario por un
sistema de libre cooperación universal, el único que puede resolver el
conflicto que se prepara. la sociedad actual sólo vive por medio de la
represión, y nosotros hemos aconsejado una revolución social de los
trabajadores contra este sistema de fuerza. Si voy a ser ahorcado por mis ideas
anarquistas, está bien: mátenme."
Efectivamente Albert Parsons estuvo
enfrente de las cosas del poder. Recordar los mártires de Chicago nos ayuda a
recordar también que esto es sólo la necesidad, es pura higiene.
Lluís Rodríguez Algans. Economista y miembro del Intituto de
Ciencias Económicas y de la Autogestión (ICEA).
Publicado en la edición impresa del Periódico Diagonal nº 197 del 2 de Mayo de 2013 al 15 de Mayo de 2013.