Reproduzco a continuación una entrada de Alberto Garzón sobre los economistas académicos y el proceso de formación de los y las investigadores/as en economía.
Economistas heterodoxos y economistas perezosos
Cives, economista y bloguero de politiokon.es, ha escrito recientemente una nota en la que critica la noción misma de “pensamiento crítico” en economía. Tras mostrar que un artículo muy crítico (este de Piketty y Saez) ha sido publicado en una red donde publican sobre todo economistas convencionales, Cives insinúa que ello demuestra que el problema no es que el pensamiento crítico esté marginado sino que los críticos en general no leemos ni los trabajos ni las redes de la academia. Lo que subyace en la crítica es la asunción de que los economistas críticos no somos rigurosos, y que por lo tanto esa es la razón por la que somos marginados de los espacios académicos.
En el fondo Cives suele identificar ortodoxia con rigor y heterodoxia
con la falta del mismo. Esa identificación es, en realidad, muy poco
seria. La ortodoxia en economía suele ser definida como aquellas teorías
económicas cuyos métodos de análisis y modelos pueblan las
universidades y los medios de comunicación. En la práctica eso significa
aceptar que la ortodoxia, o pensamiento económico mainstream,
es aquel vinculado con la teoría económica neoclásica y, a lo sumo, con
la síntesis neoclásica. El resto de teorías económicas y economistas
(austriacos, marxistas, postkeynesianos, feministas, ecologistas
políticos, evolucionistas, institucionalistas, etc.) quedan relegados a
un segundo plano y forman parte del heterogéneo grupo de las teorías y
economistas heterodoxos. Del dominio de la ortodoxia nacen los planes de
estudio universitarios que llevan a que la mayoría de estudiantes de
económicas desconozcan por completo la simple existencia de teorías
económicas alternativas a la oficial (lo que les lleva a asumir como
verdad absoluta y única el conjunto de modelos que pivotan alrededor de
la teoría económica neoclásica).