Recupero a continuación la entrada publicada por Alberto Garzón sobre los posibles escenarios post-crisis según un economista adscrito a la corriente radical (David M. Kotz). La entrada resume un artículo del autor donde hace referencia, desde una optica prospectiva, a los tres posibles escenarios de salida de la crisis para Estados Unidos. El interés del mismo, además de lo dicho, radica en que este autor y los de la corriente a la que está adscrito, són los que de forma más interesante interpretan la evolución económica de Estados Unidos. Ese país es referencia de la economía mundial de forma pasiva -como modelo de crecimiento y política económica neoliberal- o de forma activa, por su papel imperialista y de notable influencia en la economía mundial. Reproduzco el artículo de Alberto Garzón y a continuación la parte correspondiente al texto en inglés de David M. Kotz.
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David M. Kotz es un economista adscrito a lo que aquí llamaríamos la Economía Política Radical (en realidad Radical Political Economics),
y que utiliza un análisis de la economía mundial parecido al de los
regulacionistas franceses (R. Boyer, M. Aglietta, etc.). Dado que el
otro día yo hablaba del “supuesto fin del neoliberalismo“, aprovecho para recuperar algunas reflexiones que hizo Kotz en un paper de 2008 en el que analizaba la actual crisis.
Para Kotz la crisis es sistémica y revela que las posibilidades del
neoliberalismo para mantenerse más tiempo son muy escasas. En su opinión
esto sólo podría suceder si otra nueva burbuja especulativa, aún más
grande que las que ha vivido continuamente la economía mundial desde los
años setenta, es capaz de posibilitar un nuevo período de expansión
que, por otra parte, más temprano que tarde finalizaría abruptadamente
con otra crisis de aún mayor envergadura.
La historia habría demostrado, un poco en la línea de “doble
movimiento” de K. Polanyi, que los períodos de libre-mercado suceden a
los de regulación, y viceversa. Por lo tanto, para los próximos años es
de esperar un refortalecimiento de la regulación estatal, aunque sin que
esté claro de antemano ante qué tipo de regulación nos encontraríamos.
El sentido de esa regulación sólo lo puede determinar la relación de
fuerzas entre los diferentes grupos y clases que componen la economía.
Así las cosas, para Kotz hay tres escenarios post-crisis posibles.
El primero es una forma de capitalismo corporativista.
Debido a la debilidad de los movimientos populares, tras treinta años
de neoliberalismo, serían las grandes empresas las que regularían la
economía a través del Estado. Esta forma de regulación tendría tres
características fundamentales. La primera, una regulación del sector
financiero que permitiese reiniciar el período de acumulación en el
sector productivo y que asegurara su propia estabilidad. La segunda, un
mantenimiento de la relación neoliberal de capital-trabajo, es decir, el
mantenimiento del dominio del capital y la debilidad de los salarios.
La tercera, necesaria para que la anterior característica no condujera a
un problema de insuficiencia de demanda, sería un programa de
inversiones estatales de larga duración (vinculado a infraestructuras,
desarrollo tecnológico y comunicación en su versión más “progresista” y
vinculado al gasto militar y de seguridad nacional en le caso de su
versión más reaccionaria).
El segundo escenario es un nuevo compromiso sociodemocrático
entre capital y trabajo. Esto requeriría redefinir la relación
capital-trabajo hacia un mayor equilibro, lo que significaría un
incremento de los salarios que siguiera al ritmo de la productividad.
Además, tendría que estar acompañado de un refortalecimiento de los
sindicatos, la complacencia de las grandes empresas para permitir este
ascenso del poder de los trabajadores y una reducción en la intensidad
de la competencia nacional e internacional que redujera la presión a la
baja sobre los salarios. Complementariamente, el sector financiero
tendría que ser igualmente regulado.
El tercer escenario es el del reemplazo del capitalismo por el socialismo.
La incapacidad del capitalismo para satisfacer las necesidades de la
gente al respecto de una vida decente (acceso a bienes y servicios,
trabajo digno, seguridad económica y una economía sostenible
medioambientalmente), y la lucha que mantendrían las personas por luchar
contra la amenaza de perder sus casas, la desaparición de sus niveles
de vida previos y la amenaza medioambiental podría llevar a un
renacimiento del movimiento socialista en los próximos años. Se abriría
la posibilidad de finalizar la era capitalista.
Cabe destacar finalmente que para Kotz, la fuerza de los movimientos
radicales populares es crucial para determinar el destino de la
sociedad. Como venimos diciendo también en este blog,
esa fuerza se traduce en una mayor presión sobre las grandes empresas
para ceder a un compromiso social de naturaleza más progresista. Para
Kotz, esa ha sido la clave que explica la “era progresista”
estadounidense de 1900-1916 y el período del “New Deal” en los años
treinta. En su opinión se está a tiempo de conseguir una respuesta en
este sentido precisamente porque la reestructuración de la economía
tarda varios años y aunque la iniciativa la tome el capital hay tiempo
suficiente para revertir esa tendencia.
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Del artículo The Financial and Economic Crisis of 2008: A Systemic Crisis of Neoliberal Capitalism
- Possible Directions of Restructuring
History suggests that the
US economy, and also the global economy, will undergo restructuring
in the coming period. History also suggests that the next economic
structure will involve a significant expansion of the state role in
the economy. However, history cannot tell us what kind of state
regulated economic system will arise. The outcome will depend on
political struggles among various groups and classes. One can
identify three possible types of state regulated system that might
arise in the US in the coming years.
The first is a
corporatist form of capitalism. At present the main actors
maneuvering to control the direction of economic restructuring appear
to be the big banks and nonfinancial corporations. Popular movements
are relatively weak at this time in the US, following nearly 30 years
of neoliberalism. If popular movements remain weak and are not able
to have a significant impact on the process of restructuring, then
big business will determine the course of restructuring.
It seems likely that, in
that case, a corporatist form of capitalism would emerge. By this is
meant a form of capitalism in which big business regulates the
economy through the state, in ways that will restore the stability
and profitability of capitalism and permit accumulation to resume
over a long period of time.
A corporatist form of
capitalism in the U.S. might have the following main features. First,
the financial system would become subject to regulation by the state
to ensure its stability and the resumption of its necessary functions
in support of the real sector. The exact nature of a new financial
structure would depend on the relative strength of financial and real
sector capital. Second, the institutions directly affecting the
capital-labor relation would remain similar to those of
neoliberalism, to assure a high rate of profit. Capital would remain
fully dominant over labor. To resolve the aggregate demand problem
arising from repressed wage growth, the third feature would be a
large, long-lasting program of state investment in areas that would
promote profit-making. A more "progressive" version would
emphasize state infrastructure investment in transportation,
communication, power, and technological development. A more
"reactionary" version would emphasize military and national
security spending. Some combination of the two would also be
possible.
Such a corporatist
restructuring could provide a coherent new SSA. Low wages would
assure a high profit share. A regulated financial system would assure
financial stability and provide credit to the real sector. The state
would solve the aggregate demand problem, resulting from rapidly
rising profit and stagnating wages, through expanding state spending.
Such a form of
restructuring would not be favorable for working people. History
suggests that a form of capitalism more favorable to the working
class emerges only in the face of a militant and radical popular
movement, which forces big business to compromise. Such popular
movements played a key role in the Progressive Era, and in the
creation of the state regulated postwar system whose roots were in
the New Deal period starting in the mid 1930s. While a new liberal
form of capitalism can be built relatively rapidly, constructing a
new state regulated form of capitalism takes some time. Even if
capital initially dominates the process, it takes many years for the
various segments of capital to reach agreement and to design a
coherent program for the state to effectively both regulate and
stimulate the economy. If the economic crisis is as severe as most
expect, this may lead to the emergence of strong popular movements,
which would affect the direction of economic restructuring.
If
strong popular movements emerge, that might lead to a second
type of state regulated capitalism involving a new social democratic
compromise between capital on the one hand and labor and other
popular constituencies on the other. This would require changes
in the institutions that affect the capital-labor relation so as to
enable workers to increase their wages in step with productivity
growth. At the minimum, this would require a stronger trade union
movement, a willingness on the part of big business to bargain with
labor, and a shift in the form of intercapitalist competition to hold
off the severe downward pressure on wages that results from
unrestrained competition, as well as changes in institutions at the
global level. Under those conditions, a relatively balanced growth of
aggregate demand becomes possible. Expanding state spending would
also play a role, involving social spending and environmental
spending, as well as infrastructure investment. As in the corporatist
version, the financial sector would be closely regulated.
The third possibility
would be the replacement of capitalism with socialism. For nearly
30 years neoliberal capitalism has worsened conditions for the
majority in the US and around the world.
Now the severe financial
and economic crisis is showing capitalism at its worst, as the profit
motive completely fails to meet people's needs for a decent living
standard including both private and public goods and services,
meaningful work, economic security, and an economy that is
environmentally sustainable. As people struggle against the
threatened loss of their homes, unemployment and the associated loss
of health insurance, the disappearance of much of their life savings,
and the growing threat of global climate change, the arguments for a
socialist alternative can potentially ring true for millions of
people. The socialist movement may be reborn in the years ahead,
opening the possibility of finally ending the capitalist era.